sábado, 29 de enero de 2011

Curso de Escritura

Empieza el curso

No es lo mismo escribir un diario, que un poema. No es lo mismo escribir un blog que una novela, e incluso no es lo mismo escribir una novela de suspense que una de amor, o un blog de ciencia que uno de crítica cinematográfica. La escritura debe adaptarse al medio y al uso, pero en cualquier caso siempre existen reglas mínimas que deben cumplirse. Sintaxis, redacción, ortografía… son palabras conocidas por todos y respetadas por muy pocos, sin embargo son la base de un código de circulación a tener muy en cuenta por todo escritor. Así que todo curso de redacción deberá estar regido por estos principios y por tanto deberá contener las lecciones que expliquen estas normas.

Una vez obtenido el carnet para conducir vehículos de letras simples, empezaremos a pensar en camiones, autocares, remolques e incluso vehículos cargados con materias peligrosas. El tipo de transporte lo eliges tú, no obstante conviene tener conocimientos básicos que van desde el cohete más rápido hasta el batiscafo que soporta más presión.

El buen escritor sabe de todo un poco, pero además conoce las nuevas herramientas que pueden facilitar su trabajo o ayudarle a su divulgación.

Hasta ahora todos los cursos de escritura han estado dirigidos por maestros de una o varias asignaturas dentro del mundo de las letras, este, en cambio, va estar dirigido por un alumno que, en muchas ocasiones, ni siquiera va a poseer ninguna ventaja sobre el resto de alumnos. El profesor aprenderá al mismo ritmo que el resto de las personas que sigan el curso, por eso este curso no va a costar ni un euro. Tampoco tendrá un tiempo definido. Uno llegará a él cuando quiera y lo seguirá en los tiempos que desee marcarse, repetirá los ejercicios cuantas veces desee y se servirá de los comentarios de sus compañeros como ayuda para aprender.

El curso no seguirá una estructura directa ya que, para hacerlo más ameno, iremos saltando de un tema a otro, sin embargo, interiormente sus estructuras si estarán bien definidas. El conocimiento de estas estructuras es la única ventaja con que cuenta el alumno-tutor de este rincón. Aunque al final estas serán bien visibles para todos aquellos que hayan seguido el curso. En ese momento sólo habrá que ver todo lo que los alumnos han aprendido.

Aunque este es un curso amateur está basado en una amplia base documental entre la que se encuentran el “Taller de Escritura” SALVAT, “Curso de Redacción Paraninfo, “Libro de estilo de “El Periódico”, “Saber escribir” col. Instituto Cervantes de AGUILAR, “el Quitadudas” VOX, “Dudas y dificultades de la Lengua Española” de Larousse, “Las buenas palabras” de Julio G. Pesquera, “Desidia y otras lacras en el lenguaje de hoy” Ramón Carnicer, Teoría General de la Información, Gonzalo Abril, “Gramática y Ortografía” Larousse, “Nueva gramática de la lengua española” RAE de ESPASA, “Comunicación política” María José Canel, “Trabajos de clase para vagos” ESPASA, “Redacción Periodística” José Luís Martínez Albertos, “El arte de insultar” y “El arte de tener razón” de Arthur Schopenhauer, “Perdón imposible” José Antonio Millán, “Diccionario de Argot español” Víctor León, diccionarios “del origen de las palabras” y “de palabras afines” ESPASA, “Manuales de la lengua española” EDIMAT, “El dardo en la palabra” y “El nuevo dardo en la palabra” de Fernando Lázaro Carreter, “diccionario de sinónimos y antónimos” ESPASA, “El libro del guión” de Federico Fernández Díez y varios libros y artículos más, sin contar con la inmensa documentación que hay ubicada en distintas partes de la red de redes. Sin embargo, no es la cantidad de materia lo que hace bueno a un curso de estas características, sino su correcta selección, ya que no todo lo que hay es ni bueno ni viable pedagógicamente hablando.

El párrafo anterior ha sido inspirado por "El péndulo de Focault" de Umberto Eco y, cuando el curso de comienzo, tendrá un sentido mayor para todos aquellos que lo sigan. Porque también analizaremos algunos trucos de los que no somos conscientes durante una lectura normal de algunas obras.

Antes de que termine de ahuyentar a los últimos interesados por esta oferta, diré e favor de ella, que es un curso que llevo seis años diseñando, justo desde el momento en que obtuve mi título de teletutor o i-profesor, como algunos le denominaron. Desde entonces, aunque no ha llovido demasiado, si que han cambiado mucho las formas en que los usuarios se mueven por Internet. Como los blog's han resultado las estructuras menos afectadas por estos cambios, es la fórmula que he elegido para su desarrollo. Los interesados podrán seguirlo en http://cursoescritura.blogspot.com

domingo, 16 de enero de 2011

La mierda (II)


La doctora Conti había perdido bastante popularidad desde la llegada del nuevo jefe, pero mantenía dos buena amigos: Cristina, que era ingeniero y Manuel, que no tenía ninguna carrera universitaria, pero sus conocimientos en todos los campos eran capaces de sorprender a los mismísimos especialistas. Ambos acudieron atropelladamente junto a Eva para comunicarle información trascendente. Y ambos hablaron al unísono.
--Ya han asignado un juez de instrucción al caso de las cacas de perro.
--¿Pero si aún no tenemos ningún sospechoso? –Se sorprendió verdaderamente Eva--.
--La familia del ciego ha denunciado al ayuntamiento –se adelantó Manuel--.
--Al parecer consideran que si la guardia urbana hubiese velado por hacer cumplir la reglamentación municipal, la víctima no lo sería –aclaró Cristina--.
--¿No sería el qué? –Preguntó la doctora algo distraída--.
--¿Qué va ser? –Habló jocosamente la ingeniera--. Víctima, chica, víctima.
--¿Y sabes quién es el juez? –Siguió Manuel con precipitación--.
Conti se quedó parada un momento. Ya lo suponía. Esa era la razón de la precipitación de sus amigos. Lo que estos ignoraban es que no le agradaba ni lo más mínimo la situación que se le planteaba.
--¿El caso no pertenecía al juez Quintanilla?
--Quintanilla no es juez instructor.
A Manuel le sorprendió la pregunta de Eva. Ella ya conocía de sobras ese hecho. Era obvio lo que ocurría, sin embargo nunca había manifestado de forma visible su aversión a tenerse que enfrentar con su padre. Porque eso era lo que suponía la intrusión de un juez instructor en el caso: un continuo enfrentamiento con él. Pero Eva, a pesar de su juventud, nunca había sido una pieza débil. Más bien eran los jueces los que temían enfrentarse a la Conti. No en vano la denominaban el “demonio de Tasmania”. Bueno, el mote también era debido a que la pequeña morgue del departamento era conocida como “La Tasma”, lo que no implicaba que no temieran a la doctora. Pero todo esto que estaba resultando tan obvio para alguien tan femeninamente observador como Manuel, no lo era para la masculinamente distraída Cristina.
--No, el juez instructor es tu padre –la ingeniero puntualizó el tu padre como si se tratara de Dark Vader diciéndoselo a Luck Skywalker--. Yo soy tu padre –insistió, pero nadie apreció su alusión cinematográfica--.
******
El agente Lapiedra estaba hasta las narices de todo. Llevaba tres semanas en la brigada y ya estaba a punto de pedir el traslado a otra parte. Desde que llegó le había tocado bailar con la más fea y en ese momento esa era el inspector Parralo. Era la sexta vez que le dejaba solo en el coche en cuatro horas de vigilancia, pero lo prefería. Ya era bastante tener que aguantar su continuado mal humor. Esta vez la salida de la fiera enjaulada coincidió con la llamada que cada dos horas debían hacer para informar a la central. Y la hizo solo.
--Don Eduardo, quiero que me cambie el compañero. No hay quien aguarte al inspector con su manía por el tabaco.
--Te entiendo perfectamente, pero no eres el primero que manifiesta su deseo de cambiar. De hecho eres el último y ya no me queda a nadie para ponerle al lado –dicho esto hubo una pausa al otro lado de la línea antes de que el jefe preguntara—. Por cierto, ¿dónde para Javi?
--Ha vuelto a salir a fumar –contesto el agente con desánimo--.
--¿Te he entendido bien? ¿Dices que ha salido a fumar?
La sorpresa del jefe Gómez sorprendió a Luís Lapiedra, por lo que afirmo con un dubitativo monosílabo.
--¿Sabes lo que estás diciendo? –Insistió el jefe Eduardo Gómez--.
--¿Por qué se sorprende tanto?
--¿Cómo has logrado que salga a fumar fuera?
--Bueno, la verdad es que el primer cigarrillo se lo fumó dentro del coche, pero cuando encendió el segundo, casi a continuación, no aguanté más y le pedí que lo apagara.
--¿Y te hizo caso? –Gómez insistía en su tono de incredulidad, lo que mosqueaba mucho al joven agente--.
--La verdad es que no lo hizo de buen grado, pero tuve que insistir y explicarle la prohibición existente sobre eso de fumar en recintos cerrados y lugares de trabajo.
--¿Y ya está?
--No, tuve que coger la libreta de informes y el bolígrafo.
--¡Ole tus güebos, chaval! –Gritó entusiasmado el jefe Gómez --. Es la primera vez que un compañero le obliga a dejar de atufarle con sus asquerosos cigarrillos negros.
--¡Ya vale! Ha amenazado con partirme la cara y me da miedo –Gritó Lapiedra más enfadado que asustado--.
--No te preocupes, chaval, yo te apoyo. Y no dudo que cuando lo sepan en jefatura no habrá agente ni inspector que no se ponga de tu parte.
--Me parece perfecto –insistió Luís—pero en este momento yo soy el único que saca fotos a todos los perritos y sus dueños que pasan por la zona y, entre tanto, el inspector por ahí fumando a su bola.
--Todo a su tiempo, chaval. Todo a su tiempo. Corto y fuera.
Aquello era un teléfono y no una radio, pero el jefe era de la vieja guardia. En cuanto al agente Lapiedra, cerró el teléfono con cierta violencia mientras soltó un contundente taco que escucharon los transeúntes de los alrededores. Entre estos resultó estar el inspector.
--¿Qué? ¿Algún problema? –Dijo el inspector metiendo la cabeza por la ventanilla y dejando entrar en el interior del vehículo algo del humo residual del cigarrillo recién apagado--.
Lapiedra se sobresaltó algo, pero en lugar de contestar se limitó a lanzar una mirada suficientemente furiosa al inspector como para que este no se atreviese a continuar con la sonrisa irónica que pretendía. A continuación Parralo entró en el vehículo sin demostrarle temor a aquel jovencito. De este modo el agente tampoco podría percibir que el inspector estaba contento de ver que su compañero los tenía bien puestos.

Imagen publicada por “rominaruta” en www.fotolog.com

jueves, 13 de enero de 2011

La mierda

Tan pronto como le anunciaron la llegada del juez, Javier Parralo salió del bar para ver a quién le habían asignado esta vez. Para ello engulló de un trago los dos dedos de cortado que le quedaban y, antes de traspasar totalmente el umbral de la puerta, ya estaba poniéndose un cigarrillo entre los labios. No le sorprendió ver al juez Quintanilla, sólo él podía hacer esperar a un cadáver tres horas en plena calle. Era un hombre más meticuloso con su trabajo que con su vestimenta. Una persona que aparentemente no se inmutaba ante nada y… un “tocacojones” sin igual.

--Me alegro de verle, inspector Parralo ¿Supongo que tenemos algo interesante?

--¡Buenas tardes señoría! Pero me temo que sólo hablamos de un accidente.

--¡Caramba! –Dijo el magistrado con fingida sorpresa-- ¿Y para un accidente envían a todo un inspector? ¿Qué ya no hay homicidios como Dios manda en esta ciudad? –Rió tapándose la boca con teatralidad--.

Endelecio Quintanilla hizo levantar la manta que cubría el cadáver. Enseguida lo observo con detenimiento y también la escena en conjunto. Después levantó la mirada y la enfrentó con descaro a la de los curiosos que se arremolinaban unos metros más allá. Para muchos fue suficiente para obligarles a ahuecar, pero para demasiados el morbo pudo más.

El juez llamó al inspector que se había alejado unos metros.

--¿Ya han acabado los de la científica?

--¡Sí! –A pesar de lo escueto del monosílabo Quintanilla percibió un deje de duda--.

Cuando Quntanilla miró directamente a los ojos del inspector, este tragó saliva temiéndose lo peor.

--A ver, señor Parralo , explíqueme los hechos.

--Bueno… --empezó dubitativo—el hombre era ciego y resbaló con un excremento y se partió el cuello. Vamos, lo que se dice un desgraciado accidente.

--Error, inspector.

--¿Qué?

--Fue homicidio. Homicidio involuntario.

--¿Cómo?

El juez le regaló una amplia sonrisa de hiena antes de explicarse.

--¿Se pueden dejar los excrementos en la vía pública?

--¡No! –Aceptó Parralo con rabia--.

--Pues el “accidente” ha tenido una causa indebida y esa causa indebida, como es producto de una ilegalidad constituye un acto criminal. Sin embargo, como el acto criminal no ha tenido la voluntad de causar la muerte de la víctima, vamos a considerarlo un homicidio involuntario.

Como el inspector había quedado totalmente mudo, fue el propio juez el que preguntó por alguien de la científica. Afortunadamente Parralo no le había dejado marchar. No se fiaba ante la posibilidad de que pudiera pasar algo así. Finalmente la prudencia de este, y que tanto había maldecido la doctora Eva Conti, le había librado de tener que desplazarse de nuevo al lugar de los hechos.

--¿Qué ha hecho hasta el momento, señorita?

--He determinado que está muerto –dijo ella con fingida indolencia--.

El juez se giró hacia el cadáver teatralmente.

--¡Cielos! Casi no me había dado cuenta. Tiene que haber sido un difícil trabajo.

Eva resopló hacia arriba levantando su largo flequillo de una forma cómica.

--Señorita, esto es ahora la escena de un crimen. Recoja todo lo que suponga un indicio o una posible prueba. Buscamos a un homicida.

--¿Un chihuahua o un podenco? –Replicó Eva con sorna--.

--No, señorita. Nuestro homicida tiene dos patas. El perro sólo es el arma del crimen y, haciendo un símil, la mierda sólo es la bala que acabó con la víctima. Así que fotografíe, etiquete y saque muestras de todos los disparos. Tal vez algún otro casquillo nos dé más pistas sobre el culpable.

--¡Vaya mierda de trabajo! –Volvió a replicar la joven doctora.

El juez se marcho riendo con ganas, pero antes entregó a Parralo los documentos pertinentes para que pudiera levantarse el cadáver en cuanto la doctora lo permitiera.

******

El doctor Luján hacía solo tres meses que había llegado como jefe del departamento de la policía científica en la ciudad y ya gozaba de la enemistad de todos sus subalternos. Bien, de todos no. Eva Conti era la excepción, pero sólo porque Enrique Luján era médico como ella y él la trataba con algo menos de desprecio que a los demás. Por otra parte ella estaba acostumbrada a un desprecio mayor dentro de una familia de abogados. Su madre y sus dos hermanos eran abogados, su padre era juez y su abuelo, que aún vivía, había sido notario. Así que Eva, en las bochornosas comidas navideñas, en lugar de recibir halagos por su brillante carrera de patóloga, era despreciada. Con que gusto les pondría en los platos el contenido de todas las muestras que se estaba viendo obligada a analizar.

--¿Hasta dónde has llegado? –Pregunto su jefe señalando la fila de pequeños contenedores que tenía delante.

--He realizado un primer descarte de quince de las veinte muestras porque contienen subproductos muy diferentes del de la muestra original, pero a esta aún me falta terminar de verificar si existen rastros de ADN.

--Bueno… --dijo Luján fijándose en la muestra que tenía etiquetado el número 1— no creo que encontremos ADN de nuestro perro a no ser que tengamos algún pelo.

--Pensé que quizá en el esfuerzo hubiese podido arrastrar alguna célula epitelial del entorno del esfínter.

--Pudiera ser, pero es poco probable. El animal debía comer demasiados hidratos de carbono. Seguramente arroz. Y eso hace que, tras un cierto tiempo, la flora bacteriana típica de un carnívoro, se vea alterada y el excremento sea muy acuoso. Casi como una crema. Si lleva años con esa dieta no me extrañaría que el animal estuviese medio ciego por el continuado exceso de azúcar en la sangre. De todas maneras investigamos un asesinato.

La última frase la pronunció en tono de burla.

--Pero si la flora bacteriana está estropeada la digestión no se habrá completado y tendremos residuos de alimentos más claros –apuntó Conti-- ¿No?

--Buena apreciación. Y eso siempre puede ayudar a encontrar al animal. Tendremos ADN de pollo, ternera…

La máquina que extraía las trazas de ADN sonó con un brusco pitido que sobresaltó a Enrique cortándole en mitad de la frase. Eva agarró la hoja que salía del aparato y ya al primer vistazo puso cara de sorpresa.

--¡ADN humano! –Pareció terminar Eva la frase de Luján--.

*****

Solo media hora después el inspector Parralo estaba en el laboratorio intentando comprender lo que le estaban diciendo.

--Así quieren decir que la caca no era de perro sino de persona.

--No --insistía Eva exasperada--.

--¿Entonces?

--El perro se había comido a una persona.

--Así… me dice que ha encontrado ADN de perro y de persona.

--Bueno de perro no.

--¿Entonces cómo sabe que era una caca de perro?

--Eso se sabe.

Eva estaba tan furiosa que no se había dado cuenta de que hablaba a gritos y, entre tanto, Enrique Luján miraba la escena divertido. Cuando se hicieron unos segundos de silencio para que todos pudieran tomar aire, el inspector meditó sobre todo aquello.

--En resumen: tenemos una supuesta mierda perruna que contiene el ADN de un hombre y que, además, ha sido el elemento desencadenante de la muerte… --aquí el inspector hizo una pausa recordando las palabras del juez y que decidió ignorar con cierta rabia—accidental de otro.

--De hecho era una mujer.

--¿Cómo?

Al ver que lo más duro había pasado, Enrique Luján intervino con la veleidosa idea de atribuirse parte del descubrimiento.

--El ADN contenía los cromosomas XX.

Pero el inspector no estaba dispuesto a dejarse impresionar por el doctorcillo. Además, era consciente del poco habilidoso esfuerzo de la doctora Conti por explicarle lo más complicado y como el día anterior se había “currado” lo peor del caso.

--Supongo que todo esto quiere decir que ya está hecha la autopsia del ciego.

--El ciego murió al golpearse en la caída…

El que ahora se puso rojo de ira fue el inspector. La voz con que se dirigió al flamante jefe del laboratorio científico era difícil de definir, pero era todo menos bonita. A pesar de la vena hinchada en el cuello de Lujan, el color carmín de su cara y los ojos inyectados en sangre, se escuchó con un volumen contenido, casi bajo y un tono agudo que provocó el pánico en el forense.

--Supongo que eso quiere decir, estimado doctorcillo, que el homicidio involuntario ha perdido importancia ante la nueva evidencia. Así que no va a hacer la autopsia aunque luego no tengamos ninguna prueba válida para llevar a un supuesto juicio.

Luján desapareció camino del depósito con una premura más propia de una película de dibujos animados que de un ser de carne y hueso.

Cuando Parralo recuperó la compostura se percató de que había más personas en su entorno. Todos los empleados del laboratorio se habían acercado desde las diferentes salas y le estaban brindando una alegre ovación.

¿Debo seguir con el caso y descubrir al mayordomo… digo… al asesino? ¿O mejor lo dejo?

Imagen tomada de http://elrincondelascuatropatas.com

domingo, 9 de enero de 2011

Doping

Los dos parlamentarios, que una vez sentados en sus escaños no dudarían en sacarse los ojos, compartían ahora, sobre el mármol del lavabo, la raya de coca que les había vendido el diputado de un tercer partido.

--Espabilad, que llaman a la sala.

Los billetes de veinte euros succionaron con premura las pequeñas cordilleras blancas. Y rápidamente una veintena de diputados entraron en tropel en el hemiciclo, sin apenas haberse limpiado los morritos blancos. Sus jefes de partido no les hubieran perdonado la inasistencia a las votaciones de una ley tan importante.

Por fin, el presidente de la cámara citó la moción a votar.

“Por petición del Partido Popular, se pasa a votar la inclusión de penas de cárcel para los deportistas que se dopen con anabolizantes. Se abre el tiempo de votación para sus señorías”.

martes, 4 de enero de 2011

Balance de libros (IV)

Decía que durante este año me he deleitado con Wilt de Tom Sharpe, cuando aún me falta leer el tercero (¡Ánimo Wilt!) y acabo de devorar el cuarto (Wilt no se aclara) y precisamente los de La Casa del Libro me envían un correo informándome de la aparición del quinto volumen: “La herencia de Wilt”. Creo que voy a hacer una excepción en mi habitual modo de adquirir libros y voy a cazarlo ya. Si he podido lee el cuarto sin el tercero, no viene de aquí que me coma el quinto. Ya daremos con el tercero cuando se pueda.

En el correo también me informan de una nueva edición de “El Príncipe” de Maquiavelo, pero en su día di cuenta de una edición de Austral comentada por Napoleón Bonaparte con la que realmente disfruté. Y es que, en contra de lo que algunos suponen, la agudeza del pequeño corso no es para desmerecer y ameniza un libro ya de por sí irónico, pero muy teórico.

Las reediciones se dejan llevar mucho por el cine y, aunque en este caso la secuela cinematográfica esté bastante pervertida, vuelven “Los viajes de Gulliver” de Jonathan Swift. Un libro que en su día me recomendaron y que yo aborrezco sinceramente, como me ocurre con Tom Swyer y alguno más de esos libros que te recomiendan leer en los albores de tu amor por los libros. La mayoría son historias cuyo interés caducó hacia mil años. En mi caso hubo dos excepciones: “La isla del tesoro” y “20.000 leguas de viaje submarino”. Como decía Cervantes aprovechándose de la historia de “El Quijote”, lo demás son historias de Aventuras que envilecen el alma y se comen el espíritu.

Entre las novedades que compraré, pero hoy no… mañana (cuando salga la versión de bolsillo), está “El mar en llamas”, la última de Alberto Vázquez-Figueroa.

También me hablan de lo último de Federico Moccia y Espido Freire, pero sobre estos autores, tan conocidos para muchos de vosotros, no puedo opinar. Yo no los he leído nunca. Supongo que eso tendrá que remediarse, sobre todo porque ya hay una versión de bolsillo de “Perdona si te llamo amor”, aunque me da en la nariz que no me va a gustar. También he visto en tapas blandas “El trabajo os hará libres” y ciertamente el título parece sugerente e irónico ¿Hablará de los campos de exterminio nazis?

También, para los que en su día creyeron haber leído toda la saga de Ender, de Orson Scott Card, recordar que durante 2010 apareció un nuevo libro que habla del retiro del joven Ender, es decir, lo que sería la continuación más directa a “El juego de Ender”, y se titula: “Ender en el exilio”.

Ya sé que me quedo corto haciendo balance de libros, pero ya estamos en 2011 y hay que acabar. Aunque antes una gran recomendación: “El Palestino” de ese periodista virtual llamado Antonio Salas y que se juega el tipo una y otra vez infiltrándose en los grupos más ignotos y peligrosos de la sociedad. Con “El Palestino” nos enseña algo que ya suponíamos: el mundo no es como nos lo cuentan. Ni siquiera el mundo árabe es lo que creemos. Salas nos entrega las pruebas de que el mundo que llega a nuestros ojos es falso e interesado y que, a veces, la violencia gratuita no lo es tanto. Vivimos envueltos en mentiras y nadie nos deja elegir. Al final, posiblemente, nuestros caminos no se diferenciarían mucho de los que llevamos, pero deberíamos tener la opción de elegir y, sobre todo, saber la verdad que nos ocultan.

Feliz año y feliz día de Reyes.

Imagen cedida involuntariamente por “La Casa del Libro”

domingo, 2 de enero de 2011

¡La mayoría siempre tiene razón!

Carl había llenado el bol de palomitas, pero al llegar al sofá comprobó con disgusto que Silvia había cambiado el canal de la tele para hipnotizarse con el “Sálvame de Luxe”.

--¿Puedes volver a poner la “peli”? –Dijo él sin disimular como le molestaba aquello, pero al momento añadió-- ¡Por favor!

--La Belén Esteban está hablando otra vez de su hija y…

Silvia, sin hacer aparentemente caso a la petición de su pareja, metió la mano en el bol de palomitas.

--¿De verdad pretendes que me trague esa mierda? –La beligerancia de Carl frente a lo que él ya suponía un ataque, ya no quedó disimulada por nada.

--Es el programa más visto de la televisión. Tiene que ser bueno.

Carl miro a su chica con los ojos abiertos más allá de lo que pudiera parecer posible y, entre tanto, la postura de Silvia parecía hacerse fuerte. Pero tras los primeros y largos segundos de sorpresa, la boca de Carl formó una sonrisa malévola. Seguidamente recogió el bol de palomitas, aún lleno, y se marchó a la cocina diciendo que pondría la cena.

“¿Qué va a poner la cena?”, pensó Silvia, “pero, si aún no la ha hecho”. Entre tanto, como si respondiera a su pregunta imaginada, Carl encendió la luz sobre la mesa del comedor y empezó a poner la mesa. En pocos minutos estaban los platos soperos esperando y Carl llamó:

--¡A cenar!

Ya en la mesa, Silvia se encontró ante una sopa fría que parecía agua y en la que flotaban unos grumos marrones y malolientes.

--¡Puaj! –Gritó Silvia-- ¡Es mierda!

Carl sonrió con maquiavélica inocencia.

--Cien millones de moscas no pueden equivocarse, la mierda es buena.

Imagen extraída de http://pokerviu.com

sábado, 1 de enero de 2011

Nos dejaron en 2010

Todos los años perdemos conocidos y seres queridos, sin embargo, en los últimos años, el número de personas que han sido trascendentales para nuestra sociedad o para nuestras personas, ha aumentado preocupantemente. Es cierto que sus edades, a menudo son muy avanzadas, pero su grado de trascendencia podría indicarnos que estamos viviendo en una sociedad gerocrática. Además, si valoramos la gran trascendencia de todas esas personas perdidas y su enorme número, tenemos que coincidir que un cambio muy importante está a punto de suceder, porque si las personas que son indicativos de nuestra sociedad cambian, también debe cambiar la forma de esta.

De las personas cercanas no hablaré, porque son algo personal y que seguramente no os interesa, pero a ellas dedico este recuerdo sobre el año que ahora termina.

Esta es la lista de personajes influyentes que nos han abandonado durante este nefasto 2010 que acabamos de abandonar:

--Kazuo Ohno: El mundo de la danza le ha dicho adiós a los 103 años. Creador de la nueva danza japonesa.

--Marina Semynova: El mundo de la danza despidió a otra centenaria (101).

--Rue McClanahan: Era la Blanche de “Las Chicas de Oro”. Doblemente triste si hemos intentado fumar la versión española que se ha sacado, de vete a saber donde, el señor José Luís Moreno. Increíble que haya logrado que actrices de la talla de Lola Herrera y Concha Velasco actúen como principiantes que no se saben el guión. Blanche dijo adiós a los 76 años.

--Ronald Neame: Director de “La aventura del Poseidón” (99).

--Robert Byrd: Senador republicano del Tea Party y relacionado al Ku Klux Klan (92).

--Muhammad Hussein Fadlallah: líder chií (74).

--Francisco Cossiga: politico italiano (82).

--Laurent Fignon: Ciclista que nos brindó duelos históricos y ganador del Tour. Tenía fama de huraño, aunque los que lo conocían afirman lo contrario (50).

--William B. Saxbe: exfiscal general norteamericano y senador republicano (94).

--Shoya Tomizowa: Ganó, contra pronóstico, la primera carrera del mundial de Moto 2 (antes 250cc). Nos enamoró su joven valentía pilotando, pero nos estremeció el accidente que acabó con su vida en el GP de San Marino. El triplete español ha sido un poco menos alegre con el escalofriante recuerdo de esta imagen del circo de dos ruedas. Era muy joven… demasiado, sólo 19 años.

--Eddie Fisher: Fue un cantante que enamoró a las adolescentes de su época, pero para nosotros sólo es uno más de los maridos de Elizabeht Taylor y el padre de la actriz que conocimos como la princesa Leia (82).

--Gloria Stuart: Ha muerto con 100 años y la conocimos representando a otra centenaria, la que recordaba la historia de “Titanic”. Por ese papel se la nominó al Oscar (100).

--Toni Curtis: Pero si el cine se vestía realmente de luto era por este grande de Hoollywood para el cual no hay palabras que puedan describirlo, sólo un montón de maravillosos films (85).

--Georgy Arbatov: Fue uno de los políticos y diplomáticos de la URSS, durante la guerra fría, que más renombre alcanzaron en la Europa occidental (85).

--Philippa Foot: Fue llamada la Gran Dama de la Filosofía y, siendo inglesa, era nieta de Grover Cleveland, presidente de los EE.UU. en el S.XIX. Otra curiosidad de esta importante filósofa es que murió el mismo día en que cumplía los 90 años.

--Norman Wisdom: Fue el cómico favorito de Charles Chaplin (95).

--Solomon Burke: Era uno de los grandes del góspel. También era predicador y brutalmente obeso, hasta el punto de que cantaba sentado. El viaje en avión a Amsterdam pudo ser demasiado y lo perdimos a los 70 años.

--Benoit Mandelbrot: Si decimos que era un gran matemático probablemente no sea suficiente, pero si decimos que es el padre de los fractales… (85).

--Tom Bosley: Ahora que varios canales TDT han recuperado la serie “Se ha escrito un crimen” recordaremos a este actor como el sheriff de Cabe Cot. También lo recordaremos como el cura que desvelaba asesinatos en otra serie de sobremesa (82).

--Bob Guccione: El era “papá Penthause” (79).

--Farooq Leghari: Expresidente de Pakistan (70).

--Néstor Kirchner: Expresidente y marido de la actual presidenta de Argentina. La sorpresa internacional por su pérdida, con solo 60 años, fue mayúscula. Sacó a su país, de la crisis que conocimos como la de los corralitos, pero mostró cierta dejadez cuando se incendió una sala de fiestas en la capital y se hizo el remolón para dejar de lado sus vacaciones ante una cantidad de muertos que obligaron al luto nacional.

--Manuel Alexandre: Uno de esos grandes actores españoles que mejoraban con los años (92).

--Andy Irons: El rey del surf (32).

--Viktor Chernomyrdin: Político y empresario ruso (72).

--Dino De Laurentiis: Fue uno de los sellos de producción más importantes del cine italiano, pero también de Hoollywood (91).

--Henryk Gorecki: Compositor importante para los profesionales de la música clásica (76).

--Ingri Pitt: Posiblemente el nombre no nos diga nada, pero cuando el cine inglés se decantó por el terror allá por los años 60 y 70, esta fue una de las vampiresas habituales. Hoy aparece en el reparto de muchas de aquellas películas de culto (73).

--Irvin Kerschner: A muchos sorprendió que “El Imperio contraataca” fuese dirigido por este director y no por el propio George Lucas que se limitó a la producción y los efectos especiales. Finalmente la obra no desmereció y nos dejó una imagen simpática del Yodda que destrozarían los Episodios I, II y III (83).

--Leslie Nielsen: Creo que podemos decir que Priscilla Presley ha vuelto a enviudar (84).

--Enrique Morente: Mis referencias flamencas desaparecieron con la muerte de Juanito Valderrama, pero dicen que este era uno de los grandes, aunque como en este ámbito los superlativos se usan indiscriminadamente… ¿Quién sabe? (67).

--Luis Mariñas: La desaparición de este periodista nos ha sorprendido a sus 63 años. Como sigamos así aquí no se va a jubilar nadie… y menos a los 67.

--Blake Edwars: Otro de los grandes de Hoollywood nos ha dejado con un final rosa a los 88 años.

--Jean Simmons: A los que nos gustaban las viejas pelis de romanos esta actriz nos suena mucho (80).

--Peter Graves: Era uno de los actores de aterriza como puedas, pero lo que le dio verdadera fama fue la serie “Misión Imposible”(83).

--Luís Molowny: Canario y uno de los grandes del futbol tanto como jugador como entrenador. Su nombre se liga al Madrí (84).

--Miguel Delives: La gran pérdida de la literatura castellana (89).

--Lech Kaczynski: Uno de los dos mellizos que dominaban la política polaca. El accidente aéreo en que murió también se llevó a toda la cúpula política de su país (60).

--Juan Manuel Gonzalo: Casi todos recordamos la voz de este periodista deportivo (65).

--Juan Antonio Samaranch: Todos sabemos quién era y creo que ya se le ha dado demasiado bombo y platillo a lo bueno y creo que no es momento de empezar a contar lo malo (89).

--Jordi Estadella: También nos sorprendió la desaparición de Tito B. Diagonal con 61 años.

--Angel Cristo: Si había una crónica de una muerte anunciada, seguramente era esta. Hoy se le recuerda más por sus líos en la prensa amarilla que por su estrellato circense (66).

--Antonio Ozores: ¿Alguien no lo conocía? Pu pu la jalapa sino contria ella lo era si no si estábamos contrecho con ello y … ¡de todos los españoles! (81).

--Dennis Hopper: Un gran actor cuya imagen siempre estará sobre una moto (74).

--José Antonio Labordeta: Ya le dedicamos un panegírico en su día (75).

--Juan Carlos Arteche: Ex jugador del At. Madrid que fue símbolo de toda una gran época del club colchonero (53).

--Marcelino Camacho: También le dediqué un panegírico en otro blog (92).

--Luís García Berlanga: Parece que el cine español también perdió uno de sus directores emblemáticos (89).

--J.D. Salinger: El autor de uno de los libros de lectura obligada “El guardián en el centeno” salió de su retiro en forma de nota en las necrológicas (91).

--José Rico Pérez: No se murió un campo de fútbol, sino el empresario y presidente del club que le dio nombre (92).

--Paco Marsó: Casi todos habíamos oído hablar de este productor teatral, sin embargo, ¿quién recuerda su cara? (62).

--José Saramago: Escritor luso. Escritor universal y un poquito español también (87).

Imagen tomado de http://zonadvd.com