sábado, 31 de diciembre de 2011

Cuento de nochevieja: El pisito.



El matrimonio Pérez no paraba de gritarse. Los niños asustados permanecían con los ojos muy abiertos en el sofá. No se atrevían a levantarse para acercarse a sus juguetes. Sus padres jamás les habrían tocado, pero era imposible eliminar la creencia de que si permanecían muy quietos y portándose bien, aquello pasaría y sus padres volverían a quererse como meses atrás.
Serafín y Elvira nunca habían dejado de quererse, pero no estaban preparados para asumir que su vida se había ido a la mierda. Que sus años de grandes beneficios acabaron repentinamente unos meses antes y aquel pisito que les obligaba su nuevo estatus era ahora una pesa que les hundía en el lago de la desesperanza. Cuando vieron a sus hijos con los ojos abiertos por el miedo, sentados en aquel sofá de diseño, volvieron a la realidad. Primero fue Elvira que se clavó en mitad de una de sus frases de reproche. Después fue Serafín quien se atragantó con tanto sufrimiento. Por un momento volvieron las necesidades de esperanza del pasado y los brazos de él juntaron con cariño a toda su familia.
-¿Y si resistimos?
Los niños se levantaron al unísono, agarrándose a esa gota de unidad, y gritando “sí” en total algarabía. Lo necesitaban. Todos los necesitaban. Elvira miró a Serafín. Sabía que no podrían resistir. Ambos lo sabían, pero por esos niños tendrían que hacerlo. Con lágrimas en los ojos ambos sonrieron. Tenían veinticuatro horas antes de que se ejecutara la hipoteca y tuvieran que irse a comer las uvas debajo de un puente.
-¿Cuánto dinero nos queda? –Pregunto Serafín pensativo-.
Juntaron hasta la última moneda y Elvira salió con Raquel, la hija mayor, de solo once años, para comprar suministros. Entre tanto Serafín, con la relativa colaboración de Javi y Edu, los dos pequeños, lavó todas las botellas y envases con tapa que encontró, y los lavó y rellenó de agua. Se preparaban para una resistencia numantina.
Elvira y Raquel tuvieron que recorrer seis manzanas para llegar a uno de esos supermercados con productos en oferta. Tenían que buscar productos básicos, de larga duración y que no necesitaran conservación frigorífica ni demasiada elaboración. Era de esperar que les cortaran todos los suministros para forzarlos a salir. Aquella compra necesitaba de una enorme atención, sobre todo cuando el presupuesto era tan limitado. Tal vez por ello no se percataron de que les observaban.
Ya en la caja, mientras Elvira pagaba y Raquel llenaba el carro de la compra que habían traído, se acercó a la niña un jovenzuelo barbudo que interrogó a la pequeña. Cuando Elvira miró el joven se marchó, pero se percató de que la pequeña Raquel estaba a punto de llorar.
-¿Te ha hecho algo ese desarrapado?
No tuvo tiempo de esperar una respuesta porque la cajera le estaba llamando la atención.
-Señora, que faltan sesenta y dos céntimos.
Elvira estaba muy nerviosa mientras manoseaba su monedero vacío.
-Tenga, cóbrese.
La joven que había alargado aquel euro a la cajera no tenía mejor aspecto que el desaliñado barbudo que hablaba con Raquel, pero la sonrisa con que la miraba y, sobretodo, el euro que la cajera ya tenía en sus manos, garantizaban que no quería hacerles ningún daño.
Cuando Elvira y Raquel llegaron a casa sorprendieron a Serafín y los niños con una oleada de necesario optimismo. Aquel día, mientras se preparaban para el mañana más oscuro, ya no hubo más reproches.

El día treinta y uno de diciembre amaneció plomizo, con aquella pesadez tan típica de los días de frío invernal. Serafín, que llevaba levantado desde mucho antes de que la primera luz natural fuera capaz de adivinarse entre la capa de nubes, había puesto la calefacción a tope. “Aprovecharemos mientras aún hay suministro de gas”, pensó. Elvira se levantó con las primeras luces y a los niños los despertó a las nueve y con el desayuno ya puesto en la mesa del comedor. En todo ese tiempo no habían tenido noticias de los juzgados, pero sabían que la ejecución de su hipoteca sería inminente.
Para quien aún no lo sepa, la ejecución de una hipoteca quiere decir dejar a toda una familia, con padre, madre, niños y en ocasiones hasta ancianos, sin un techo porque el banco, que un día les concedió un préstamo, ahora, al llevar varias mensualidades sin cobrar (menos de las que se puedan imaginar) lo expulsa judicialmente del piso. En un país tan capitalista como Estados Unidos, eso significaría que, aunque la familia se quedaría sin un sitio para vivir, la deuda quedaría saldada, pero en España no. En el año 2002 Serafín y Elvira pidieron un préstamo de treinta millones de pesetas  (unos 180.000 euros) para comprar este piso de cuarenta y al que los servicios del banco tasaron en cuarenta y cinco. Para la obtención del préstamo los padres de ambos tuvieron que avalarles. Hoy les embargarán, constando que el piso solo vale 100.000 euros que se restarán del capital pendiente, pero Serafín y Elvira, ya sin techo, aún deberán al banco lo que resta del capital más los intereses adeudados, más los intereses creados por impago de la deuda. En total aún deberán casi otros 100.000 euros. Como el banco pretenderá cobrar de inmediato, a continuación procederá a solicitar la deuda a los avalistas que, como seguramente viven en pisos antiguos, podrá embargar impunemente. Al  final puede darse el caso de que siga existiendo una deuda pendiente tras dejar en la calle a tres familias y haber embargado por un montante original de 150 millones de pesetas del año 2002, más 80.000 euros en cuotas, por lo que solo fue un préstamo de 180.000 euros. Y en todo este proceso el banco aún manifestará haber perdido dinero.
Bueno, eso es lo que en esencia se denomina ejecutar una hipoteca. El proceso concluye cuando un juez, acompañado de miembros del orden público, expulsan a los habitantes de un domicilio y sellan este declarándolo propiedad de la entidad bancaria demandante. Es exactamente, pues, lo mismo que desahucio, lo que pasa es que cuando el ministro de economía dice en la tele que en España se ha llevado a cabo ese mes 10.000 ejecuciones de hipoteca, cuesta imaginarse a 10.000 familias, unas cuarenta mil personas (muchas más de las que caben en la mayoría de campos de fútbol de primera división) vagando sin un  techo que les cubra. Si en lugar de ejecución de hipoteca usara los términos embargo o desahucio, no sé si tendríamos esa imagen, pero seguro que nos acercaríamos más a ella. Los eufemismos son muy útiles para no crear alarma más allá de donde conviene. Y ahora y siempre, e nuestro país, no conviene que los bancos pierdan dinero, pues estos financian a los partidos políticos y no hay que dar lugar a la ejecución de esos préstamos. Si alguna vez quieren saber qué partidos se deben a esos préstamos solo se han de fijar en la cantidad de publicidad que unos y otros tienen en los medios. Al final ya se puede ver quién paga.
Para ejecutar cualquier hipoteca hace falta la actuación de un juez. Su señoría debe desplazarse al domicilio y pedir a los ocupantes que lo desalojen, como es sabido que hay la fea costumbre de no querer abandona el hogar de buen grado, ese juez se rodea de varios números de la policía judicial. En Catalunya, donde viven Serafín y Elvira, esa policía son los Mossos d’Esquadra, en el país vasco la Ertzaina y en el resto de España es la Policía Nacional. Sin embargo, es posible que en algunas poblaciones, para evitar aglomeraciones en el entorno, sean acompañados por la Guardia Urbana.
En el estado de Nueva York, en el lejano país capitalista de los Estados Unidos de América, existen dos jueces (seguramente son más) que tienen muy claro que lo más sagrado que existe para una familia es su vivienda. Por eso cuando un banco les demanda la ejecución de cualquier hipoteca, buscan el más mínimo término de ambigüedad o falta de claridad para rechazar la petición. Y eso en un país en que, como hemos visto, existe la “dación en pago”.  De este modo las ejecuciones de hipotecas se reducen mucho en aquel estado y hacen que las entidades bancarias sean un poco más responsables a la hora de expulsar familias de sus domicilios. Curiosamente en nuestro país, donde las familias están mucho más desvalidas frente a los gigantes bancarios, los jueces han creado procedimientos para abreviar el proceso de las ejecuciones hipotecarias. Es decir, al contrario de lo que sucede en EE.UU. aquí los jueces están claramente del lado del más fuerte, exactamente igual que los políticos.
Visto esto no es muy probable que en nuestro país se apruebe una medida tan racional como la dación en pago. La pérdida de valor de las propiedades inmobiliarias es algo que debe asumir totalmente el adquiridor. De nada valió que el día que se tuvo que pedir la hipoteca el banco le obligara a pagar los gastos de un tasador. Un tasador que dio un valor a la propiedad, como mínimo, un 20% por encima del valor del préstamo, pues así estaba establecido por ley. Claro, que algunas entidades bancarias, presuponiendo que el valor de las propiedades no bajaría, daban el 100%, e incluso más para que el cliente adquiriera un coche, amueblara el piso e hiciera el viaje de novios a cargo de la hipoteca. Todo eso se suponía que el banco lo asumía por el valor del piso y la incontable cantidad de gastos inventados que cobraba alrededor de esa hipoteca. Pero no, el banco estaba pensando en otra cosa: en la impunidad que legalmente tiene establecida y en la posibilidad de seguir cobrando aún después de haber dejado al cliente sin nada. Es curioso que, sin embargo, en el más que hipotético caso de quiebra de una entidad bancaria, sus dueños o ejecutivos, no te devolverían ni un euro de cuanto tuvieses allí ingresado. Como mucho el fondo de compensación del Banco de España te devolvería, hasta un máximo de 18.000 euros por cuenta de lo que tuvieras allí ingresado. El resto lo perderías. “Afortunadamente” está claro que no va a quebrar ninguna entidad bancaria, por lo menos mientras existan familias a las que ejecutarles hipotecas.

Sobre las diez y media un coche de la guardia urbana paro frente a la portería donde vivían los Pérez. Serafín no perdía detalle y vio como tres agentes se bajaron del vehículo. Uno se situó en la escalera y los otros se desplazaron hacia las dos esquinas de la manzana. El coche se colocó en doble fila unos metros más allá. Diez minutos después llegó un coche de los Mossos d’Esquadra que se quedó a la espera al otro lado de la calle. Serafín sabía que de un momento a otro llegaría el juez. Elvira había preparado varias bolsas para llevarse todo lo que pudieran y lloraba en silencio aferrada a sus niños, todos muy quietos, en el sofá. Entre tanto, Serafín temblaba de ansiedad mirando desde la terraza como se preparaba su Fin de Año. Pero, cuando todo parecía perdido, un grupo de unas cuarenta personas, con una pancarta a la cabeza, llegó corriendo hasta la escalera.
-¡Banqueros ladrones!... ¡No más desahucios!... ¡Familias en la calle, quiebra social!... ¡Jueces o verdugos!
Los gritos eran muchos y muy variados, pero ante todo eran un enfrentamiento a aquel absurdo proceder de la banca, la justicia y el Estado. ¿De qué sirve un Estado que no está al servicio de sus ciudadanos?
Lentamente, como si a cámara lenta se tratara, el vehículo del juez, rodeado por otros dos de los Mossos d’Escuadra, llegó a las proximidades del edificio. En ese momento un grupo de unos cuarenta jubilados del casal de dos manzanas más arriba, se unió a la cuarentena de personas, mayoritariamente jóvenes del movimiento 15M, que ya estaban bloqueando el paso al juez. Este, por cierto, ni siquiera había hecho ademán de salir del coche. Así se mantuvo todo hasta poco antes del mediodía cuando llegaron dos furgonetas de antidisturbios. Enseguida salieron e intentaron crear un pasillo para que pasara el juez.
-No, no, no nos moverán… -cantaban los más viejos-.
Cuando parecía que se lograba abrir ese pasillo, de no se sabe bien donde, aparecieron otro medio centenar de manifestantes que colapsaron ese pasillo. Entonces los Mossos intentaron cargar contra el tumulto, pero su falta de mesura acabo con dos números cayendo encima del juez que se lesionó el pie. Los antidisturbios aún intentaron dos ataques contra los manifestantes en que lesionaron a varios individuos, entre ellos dos ancianos, pero todo había acabado. Minutos después cuatro ambulancias se llevaron a los heridos, entre ellos el juez. Al final ninguno de los lesionados lo fue de gravedad y unas horas después ya estaban en la calle. Incluido el juez que volvió a su casa con un vendaje compresivo para su esguince de tobillo de grado 2.
Aquella noche una veintena de jóvenes celebraron el nuevo año en casa de los Pérez que, por fin, entendieron el significado del 15M.
Poco después de las doce campanadas Serafín recibió una llamada en que un particular se hacía cargo de la deuda del piso con el compromiso de cedérselo por un alquiles asequible durante los próximos cuatro años. Perderían el piso, pero tendrían un techo y ya no deberían nada al banco. Empezaba bien el año. Posiblemente serían más pobres, pero también más felices. Si las cosas marcharían mejor o peor solo el futuro lo diría, pero volvían a ser sus propios amos.

¡Feliz Año Nuevo!

Imagen tomada de www.eturismoviajes.com

lunes, 12 de diciembre de 2011

In Time


In Time
Este año parecía otra vez huérfano de buen cine, pero cuando ya se acaba nos llega “In Time”. No es un film original, ni caro, ni excesivamente espectacular para ser de ciencia ficción. No sé tampoco si las actuaciones, en especial de sus protagonistas principales (Justin Timberlake y Amanda Seyfried), son memorables. No, nada de eso importa. Sin embargo es la película adecuada para el momento adecuado. Cuando ves este film te sientes inmediatamente identificado con los protagonistas, ves un mundo futuro que es el actual y el tiempo como moneda de cambio en una cruel metáfora de nuestro instante de vida. Los Bonnie & Clyde del tiempo son en realidad nuestra única esperanza. Solo son dos en la película, pero pueden ser el movimiento 15M, Annonymous, Julian Assage y todos aquellos que se enfrenten al sistema en nuestros días.
Si  “V de vendetta” fue fuente de inspiración, “In Time” es el oxígeno que faltaba a la revolución de las ideas, Ya que la película contiene unas cuantas frases de corte filosófico, tal vez muy trilladas, pero que vienen al pelo para poder entendernos mejor a nosotros mismos.
No tengo ninguna duda de que estamos viendo la llegada de otra película de culto. Yo también la recomiendo, aunque sé que no es una gran película… solo es la película que todos necesitamos y donde todos los papeles tienen su paralelismo en el mundo real.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Las lecturas de 2011

Tras la felicitación de Navidad del cuento del artículo anterior, ahora llega el momento de evaluar los libros que más impactado a lo largo de este año. Curiosamente este no ha sido un año en que me haya impactado lo actual, han sido cosas más antiguas las que me han llamado la atención.

El que más me ha gustado durante estos últimos once eses y pico, ha sido “La soledad de los números primos” de Paolo Giordano. En algunos instantes me recordó “El guardián entre el centeno”, pero tenía un toque de realidad que le sacaba de aquella espiral sin salida. Por otra parte el final se acerca más a “Bajo el eucalipto” de David Gómez. Siempre, en una historia creíble, la realidad debe imponerse.

El segundo libro entre los destacados aún es mucho más antiguo: “Pantaleón y las visitadoras” de Mario Vargas Llosa. Debo reconocer que lo ley en una pausa entre los libros de Tom Sharpe y aún me hizo reír más. No sé si porque el libro era tan cómico o debido a que el calentamiento realizado a través de las lecturas del británico fue de categoría.

Apenas me quedan unas veinte páginas para acabar (esta semana cae), pero “Afther Dark” de Haruki Marukami, que empezó a ritmo lento, ha llegado a desesperarme. Probablemente tendría que haberlo terminado hace meses, pero otros libros le han pasado por delante. Dentro de las páginas de ese libro se cuece un caldo entre americano y japonés que no tengo suficientes referencias para evaluar. Sin embargo, la historia llena de imágenes alegóricas me ha llamado la atención y llevo semanas buscando información para intentar comprender de dónde sale todo eso. Tengo que concluir que está mucho más centrado en un Japón moderno nacido de la crisis de los años setenta y lleno de figuras muchas veces representadas en el Manga. Un consejo, no buscar documentación en el Japón clásico ni en la obra cinematográfica de Kuroshawa, son formas muy diferentes de ver el mundo.

“Educación para la Ciudadanía y Derechos Humanos” de Gregorio Peces Barba pretendía ser un manual para que padres y profesores entendieran la necesidad de introducir esos valores en la enseñanza obligatoria. Sin embargo, la poca preparación del profesorado, la abstrusa visión de algunos libros de texto y la bisoñez de algunas ideas, hacen cuestionar su validez. Por si fuera poco las recientes declaraciones de xenofobia anticatalana del autor hacen de este libro un tocho enorme de papel mojado.

“España, capital París” de Germá Bel trata el tema de las políticas de infraestructuras de nuestro país. La España que nació con la llegada de los Borbones ha sido desde siempre un de los grandes palos en las ruedas del crecimiento económico de nuestro país. En Madrid, a la hora de trazar todas esas políticas, se han mirado en el espejo deformado de la capital francesa, sin comprender las diferentes características de ambas capitales. Posiblemente si esa política se hubiese realizado sobre una capital centrada en Sevilla, hubiese tenido más sentido. Entre tanto se están sacando recursos de donde son necesarios para llevarlos donde e quiere resaltar… un desastre. Germa Bel, poco antes de de que se trazaran las políticas comunitarias sobre el Corredor del Mediterraneo, muestra en este libro nuestra situación y razones históricas, después muestra las posibilidades con todos los datos necesarios para tener una opinión propia y finalmente establece las razones y políticas por las que deberíamos regirnos en el futuro para no seguir malgastando nuestros recursos, nuestro tiempo y no terminar perdiendo ese tren europeo que se ha paseado durante un tiempo ante nuestras narices. Germa Bel no se muestra muy optimista viendo las políticas de infraestructuras que al final terminan llevando a cabo tanto PP como PSOE. Los dos únicos partidos que parecen tener opciones a gobernar nuestro país en los próximos años.

La relectura de la “Historia de España” de Pierre Vilar me ha mostrado matices que en lecturas anteriores no había percibido. El “España, capital París” parece que no solo se centra en las infraestructuras… ¿Es España un país sin futuro? Bueno, lo cierto es que cada vez que hay una revolución cultural, industrial, estructural… lejos de la capital, el país avanza. Pero cuando todo lo creado se va hacia el sumidero central llega un periodo de dulce decadencia hasta sobrevenir una crisis que nos impulsa varios escalones más debajo de dónde estábamos.

Este año he leído, o empezado a leer libros que negaré haberlo hecho, así que ni los nombraré aquí. Pero dentro de los recién empezados si me gustaría destacar “En Casa” de Bill Bryson. Apenas llevo tres capítulos y ya me he quedado prendado de la forma tan elegante de presentar gran cantidad de información realmente fascinante.

Entre los que desaconsejo (y aquí me querrán linchar sus fans) los libros de la saga “Dune” de Frank Herbert, escritos después del primero. Es cierto que el primero, que ya leí el año pasado, era fascinante. El segundo, “Hijos de Dune” ya no aporta nada nuevo al panorama de la ciencia ficción, pero los que siguen, como “El mesías de Dune” ya son infumables. He picoteado dos más para ver si había algo más bajo el cielo, pero si no eres un fan con mucho aguante resultan lecturas muy tediosas y que no aportan nada. Es curioso, porque si en su día alavé las novelas que diferentes autores habían producido para el universo de Star Trek y tratado de aceptables las de Star Wars, en este caso, aunque el autor es el creador original, esos libros no pasan la prueba del algodón. Claro que el gran Arthur c. Clarke estuvo a punto de naufragar con su serie Venus Prime y al final, tras superar cinco historias prescindibles, nos terminó por descubrir un universo de ficción muy loable.

Para acabar mi promesa para el próximo año: “La insoportable levedad del ser” de Milan Kundera. Solo espero que no me sea tan insoportable.

Imagen sacada de http://93bcn.blogspot.com

viernes, 9 de diciembre de 2011

El cuarto Rey Mago


Figuras
Javi estaba molesto con su padre porque no le había dejado poner el musgo en el belén como otros años. De hecho había muy poco. El corcho, la harina y el serrín, dominaban sobre el verde este año. Desde que se habían puesto normativas restrictivas para la recolección del musgo en el monte su precio subía un año tras otro. En las tiendas, además, el musgo era de peor calidad, también eso se hacía más patente de año en año.
Como había poco, el musgo enseguida estuvo puesto. Los detalles del río eran algo más rápidos pues este era el mismo cada año. La diferencia era que antes las riberas eran verdes y ahora este color escaseaba. Puestos el puente y las piedras, el padre le dijo a Javi que podía empezar a poner las figuritas. Como siempre, la atenta mirada del abuelo, murmurando historias sobre cada personaje que el nieto colocaba, aquí y allí, le daba más vida a aquel escenario de la que tendría en todas las navidades. Con algunos personajes, como el pastor que llevaba un parche en un ojo, el chaval se entretenía lo suficiente como para que el viejo hilvanara un cuento completo. Pero tampoco está vez permitiría que su abuelo narrara el final. A Javi le gustaban los relatos más obscuros y su abuelo se empeñaba en buscarles un buen final, así que cuando los acontecimientos de la historia giraban hacia el bondadoso final que aquel escenario exigía, Javi colocaba la figura en el lugar que ya tenía pensado desde el principio y tomaba una nueva entre sus dedos.
Después de dos horas colocando el casi centenar de personajes y animales, ya solo quedaban los Reyes Magos.
-¿Sabías que los Reyes Magos eran en realidad cuatro? –Dijo el abuelo para sorprender a Javi-.
Por un momento el nieto, con el camello de Melchor en las manos, tuvo un asomo de duda. Javi ya tenía once años. Su abuelo le había contado muchas veces la historia de los Reyes Magos, pero esto era nuevo.
-¿Cuatro? –Preguntó intentando dominar su sorpresa-.
-Sí.
Sonrió mirando a su nieto directamente a los ojos en una pausa que al pequeño le pareció eterna. Una pausa que le sirvió para evaluar si Javi ya era lo suficientemente grande para escuchar la historia que le quería contar. Entre sus pensamientos estaba la conciencia de que el año próximo, con doce años, tal vez ya no prestara atención a las historias del belén. Quizá, incluso, prefiriese ir a dar una vuelta con los amigos el día que tocara de nuevo esta tradición familiar. Sí, estaba seguro. Era el momento. Ahora o nunca.

Once upon a time
Cuando celebramos la vida, pasión y muerte de Jesús, creemos estar siguiendo las llamadas sagradas escrituras, pero en realidad los cuentos populares que engalanan nuestras fiestas, mayoritariamente, no están reflejados en ellas. Porque las sagradas escrituras no son más que unos textos seleccionados de entre muchos, que sí cuentan esas historias, por los príncipes de la iglesia en los albores de la Edad Media y en lo que se llamó el Concilio de Nicea. Los textos seleccionados fueron incluidos en el Nuevo Testamento y los descartados fueron proscritos. Incluso algunos de esos otros textos, conocidos hoy como evangelios apócrifos, fueron destruidos y ya nada sabemos de ellos salvo por la tradición popular o por algún descubrimiento arqueológico como los manuscritos del Mar Muerto.
Hablan algunos de esos textos de los Reyes Magos, pero cuentan historias que, en ocasiones, se contradicen unas con otras. En una de ellas explica que los Magos eran eruditos salidos de la biblioteca de Alejandría y que, cuatro de ellos, por su sangre principesca, fueron conocidos como los Reyes Magos. Baltasar era un príncipe Abisinio cuya familia vivía en la corte de los faraones desde que estos conquistaran sus territorios  y que bajo el yugo romano solo les quedaba la salida del estudio para conservar su estatus. El asirio Gaspar, perteneciente a una dinastía expulsada del poder  en tiempos de Alejandro y que se dedicó a la conquista del conocimiento. El macedonio Melchor, el más joven de todos, enviado por su familia lejos de los abusos que la corrupta Pax Romana cometía en su país. Pero existía también un príncipe parto que aún esperaba recuperar el poder en sus tierras donde feroces arqueros a caballo esperaban el momento de sublevarse contra Roma, y él, Artabán, sería su rey.
Por aquellas fechas la palabra de Zarathustra aún tenía un fuerte eco en todo lo que había sido el imperio persa y Artabán conocía bien la nueva versión del mazdeísmo que chocaba frontalmente con el afán bélico de su Partia natal. Si el mazdeísmo le imponía dudas, sus estudios en Alejandría no supusieron un desahogo para los mismos, por eso cuando conoció la profecía una llama se encendió en su interior, aunque sabía que ya nunca sería el liberador de su país, por lo que renunció a sus derechos al trono.
Cuenta Henry van Dyke, que él fue el primero en descubrir el cometa y que mandó llamar a los otros cuatro Reyes Magos al zigurat de Borsippa para, desde allí, iniciar juntos el camino para seguir la nueva estrella. Oro, incienso y mirra, llevaban los tres reyes, y el cuarto otros tres regalos más dignos de su realeza: un diamante, un rubí y un jaspe. Pero en el viaje toparon con una caravana atacada por bandidos. Allí, en el desierto, enterraron a los muertos mientras los supervivientes se fueron con Melchor, Gaspar y Baltasar. En cambio, como había un viejo agonizante, que había sido el comerciante jefe de la caravana y  que no hubiese soportado el viaje, Artabán se quedó con él. Las grandes dotes médicas del Mago hicieron el milagro de la sanación, pero no conforme con su buena obra, dio al viejo el diamante para que recobrara su caravana. Pero para entonces Artabán ya llevaba tanto retraso que nunca alcanzó a sus compañeros. Cuando llegó a Judea, en lugar de las alabanzas por el nuevo Mesías, se encontró a soldados de Herodes marchando de casa en casa y acabando con las vidas de todos los niños. Usando el rubí intentó sobornar a los soldados para salvar algunas vidas, pero acabó siendo detenido por ello.
Tras treinta años en los calabozos de Judea, salió como un viejo y terminó vagando por las calles de Jerusalén como un mendigo. En esas, mientras reclamaba unas monedas o un mendrugo de pan, entre los puestos del mercado (no quería deshacerse del último regalo para su Rey), escuchó, por primera vez, hablar de los prodigios de un hombre que se hacía llamar el hijo de Dios. Durante semanas y meses oyó hablar del Mesías haciendo milagros a un lado y otro del país, dirigiendo sus palabras de paz y amor a un pueblo marcado por el odio y la conquista. Artabán quería verlo, quería oírlo y quería darle el último regalo que aún guardaba par él: el trozo de jaspe. Cuando supo de la llegada del Mesías a Jerusalén, ya era tarde. Jesús se encontraba preso e iba a ser condenado a la crucifixión. Así encaminó sus pasos hacia el Gólgota, pero tuvo que atravesar el mercado y allí se topó con el drama de un padre que subastaba a su hija para pagar las deudas. Lo peor de la ciudad babeaba de lujuria mientras hacían miserables ofertas que aumentaban el dramatismo de la escena. Otra vez Artabán se alejaría de su objetivo anteponiendo sus principios. Así compró, con el trozo de jaspe a la joven muchacha y, aunque la devolvió a su familia, junto al resto del valor del  jaspe, le recordó al padre que desde ese momento era solo suya y que respondía ante él de lo que a ella le ocurriera. Cuando quiso retomar su camino el cielo se oscureció y el suelo tiembló. El Mesías había muerto sin que Artabán alcanzara a verlo. Los temblores arrancaron piedras de las casas y una alcanzó al Mago que cayó semiinconsciente. En ese estado se le apareció Jesús diciendole: Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste”. Alucinado y confuso preguntó que cuándo hizo él eso. Y Jesús le contestó: Lo que hiciste por tus hermanos, lo hiciste por mí”. Por eso Arcabán acompañó a Jesús en aquel ascenso a los cielos, y al llegar dijo: “Padre, he aquí un amigo”.

El niño grande
Javi no había cortado a su abuelo ni una sola vez durante toda la historia, pero ahora le miraba de reojo.
-¿Te lo has inventado?
-No, solo lo he pintado de colores.
-¿Y qué colores tenía, abuelo? –Javi intentaba no reírse, sabía que su abuelo nunca le mentiría, pero tampoco le dejaría las cosas suficientemente claras-.
El abuelo también rió y hubo una guerra de cosquillas. Posiblemente la última de la infancia de Javi. Después, durante la cena, su abuelo le habló de Henry van Dyke, que creó la historia de Artabán, de los evangelios apócrifos, de la tradición… El padre, la madre, la abuela y hasta su hermana mayor contaron cosas que sabían de todo ello. Tal vez por eso Javi guardó para siempre aquella historia en su memoria.
Pasaron aquellas navidades y pasó un año entero. El domingo después de Santa Lucía volvieron a montar el belén, pero esta vez solo el padre y el abuelo. Javi se había ido a jugar a futbol con sus amigos. Cuando el abuelo cogió entre sus manos el camello de Melchor se acordó de Javi y la guerra de cosquillas del año anterior y murmuró:
-Hay que ver cómo crecen.
-¿Los Reyes Magos, papá?
Ambos sonrieron y el viejo acarició el mentón de su hijo.
A la mañana siguiente, cuando Javi ya se había marchado al colegio, el abuelo fue a darle un vistazo al belén y, de paso, adelantar un poco la posición de los tres reyes camino del portal. Fue entonces cuando se percató, en uno de los arenales de serrín de un grupo de figuras nuevas. Eran un nuevo Rey Mago junto a un viejo echado en una manta. Esas figuras no eran estándar. Entonces recordó que su nieto se había inscrito el verano anterior en un taller de cerámica. Al parecer llevaba mucho tiempo planeándolo, por eso no pudo evitar que una lágrima amenazara con desbordarse por su cara. Recuperó la compostura y se marchó al centro comercial para comprar aquellas botas de fútbol tan chillonas que Javi le enseñó el fin de semana anterior. Después de todo, de Reyes Magos no solo había tres.

Imagen de Henry van Dyke tomada de la wikipedia. El creó la historia original de Arkabán, aunque en los evangelios apócrifos y otros textos menores de la antigüedad aparecen más historias de Reyes Magos, y en alguna se dice, incluso,  que fueron 100.