sábado, 26 de junio de 2010

ADAPTACIÓN DE UN CURSO PARA EMPEZAR ESCRIBIR

ADAPTACIÓN DE UN CURSO PARA EMPEZAR ESCRIBIR

Breves notas de teoría y ejercicios de literatura básica. Se ha utilizado como guía el curso de Martikka en Taller literario La magia de la escritura (puede verse que este no es un curso de verdad a diferencia del original, pero puede ser útil si queremos comprobar si somos capaces de seguir un curso de esta índole).



0. Haz una presentación de quién y cómo eres tú.


1. Crear el menú de un restaurante fantástico, puede ser de una civilización desconocida, en otra dimensión o, tal vez, un planeta desconocido. Tú creas las circunstancias y el menú.

1a. Haz una descripción de ese lugar fantástico.

1b. Haz una descripción del restaurante.

(Si eres un usuario habitual de programas de maquetación puedes darle formato al menú para que parezca más profesional).


2. Busca una descripción que te guste de cualquier libro que hayas leído.

2a. Haz una descripción imitando a la transcrita de algo suficientemente diferente.


3. Explica "el vacío". Toma el tiempo y el espacio que te hagan falta.


4. Explica "el aburrimiento". Intenta transmitir esa sensación, pero sin aburrir al que lo lee.


5. Ponte con un papel en blanco y un cronómetro a tiempo definido y durante el tiempo establecido escribe todas las ideas que se te ocurran. Si sois varios los que seguís este minicurso, podéis seguir las técnicas de brainstorming.

5a. Una vez acabado el tiempo da una explicación a cada una de esas ideas.

5b. Intenta coger algunas de esas ideas o sus explicaciones e intenta hacer con ellas un relato corto.


6. El héroe: Escribe una narración (máximo 1 página) con la siguiente estructura:

6a. Describe un héroe, haciendo énfasis en sus habilidades.

6b. Haz que tome una decisión

6c. Ahora escribe cómo soluciona los problemas que esto le acarrea.

(Punto tomado directamente del blog citado al principio).


7. Emociones: Crea climas emocionales, sin hacer un relato completo, sólo ambientando una emoción. Hazlo entre 3 y 5 líneas:

7a. Miedo.

7b. Alegría.

7c. Tristeza.

7d. Dos situaciones más que se te ocurran.


8. Cuanta una situación en pocas líneas, primero en primera persona, luego en tercera persona y, finalmente, intenta hacerlo en segunda persona (es posible, según el texto, que para hacerlo en segunda persona debas hacer cambios sustanciales al texto, considéralo un reto).


9. Haz una lista de las mejoras que se le pueden aplicar al cuerpo humano y escribe una historia futurista (no más de 15 líneas) en donde tus mejoras ya han sido adoptadas.


10. Advertencias de un escritor (Gabriel García Márquez):

-Una cosa es una historia larga, y otra, una historia alargada.

-El final de un reportaje hay que escribirlo cuando vas por la mitad.

-El autor recuerda más cómo termina un artículo que cómo empieza.

-Es más fácil atrapar un conejo que un lector.

- Hay que empezar con la voluntad de que aquello que escribimos va a ser lo mejor que se ha escrito nunca, porque luego siempre queda algo de esa voluntad.

-Cuando uno se aburre escribiendo el lector se aburre leyendo.

-No debemos obligar al lector a leer una frase de nuevo.

(Punto tomado directamente del blog citado al principio).


11. Decálogo para escribir microcuentos (fuente: escueladeescritores):

11.1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

11.2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

11.3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

11.4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

11.5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

11.6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

11.7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

11.8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

11.9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

11.10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.

(Punto tomado directamente del blog citado al principio. Este punto no contiene ningún ejercicio implícito, pero sugiere la creación de un microrrelato en base a este decálogo).


12. Si deseas escribir un cuento policial sigue este enlace: Cómo escribir un cuento policial, por G.K.Chesterton.


13. Entra en el supermercado recién abierto en la colonia del tercer planeta de la estrella Prímeron Cinco. Haz un relato de esa visita, tienes vía libre para realizar la compra, a ver que eres capaz de inventarte y cómo lo relatas. Tienes libertad en el tamaño del relato, pero intenta aplicar todo lo aprendido hasta ahora.


14. Lo más importante de escribir es leer... ¿Qué libro estás leyendo ahora? Cuenta en pocas líneas que te gusta y que no del libro que estás leyendo (si eres de los que tiene muchos libros avanzando a un tiempo, elige el que creas más importante, pero sólo uno).


15. Si tienes problemas para hallar un buen final a tus textos sigue este enlace: Los finales de historia.


16. ¿Recuerdas el relato que creaste en el ejercicio 5? Cógelo y rehazlo en base a todo lo que has aprendido. No te cortes cambiando todo si lo crees necesario.


17. Otro decálogo maravilloso. Decálogo del perfecto cuentista por Horacio Quiroga (1878-1937):

17.1. Cree en el maestro Poe, Maupassant, Kipling y Chejov como en Dios mismo.

17.2. Cree que tu arte es una cima inaccesible. No sueñes en dominarla. Cuando puedas hacerlo lo conseguirás, sin saberlo tú mismo.

17.3. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que cualquier otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

17.4. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

17.5. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado las tres primeras líneas tienen casi la misma importancia que las tres últimas.

17.6. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba un viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla.

17.7. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

17.8. Toma los personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta aunque no lo sea.

17.9. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirlo tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

17.10. No pienses en los amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si el relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento.

(Punto tomado directamente del blog citado al principio).


18. Imagina 3 finales diferentes para un cuento clásico. Sólo hay que resumir los finales en un máximo de 3 líneas, no escribirlos. Martikka nos remite a este buen relato como ejemplo: "Casa oscura".


19. ¿Recuerdas la presentación del ejercicio "0"? Hazla otra vez con lo aprendido. Si eres de los que va a coger el camino de Internet y los blog's, hazla también en un Power Point.


20. Abre un libro por una página al azar y marca con el dedo en un lugar también al azar. Copia la frase marcada y haz un relato breve que empiece con esa frase. Puedes realizar este ejercicio varias veces porque es una fórmula muy interesante de obtener ideas.


21. Elige una noticia de un periódico y desvaría sobre ella en un relato de humor.


22. Haz lo mismo que en ejercicio 20, pero con un diccionario eligiendo 7 palabras al azar y enlazándolas en un relato lo más breve posible.


23. Lee los siguientes enlaces: "el monólogo interior" y " Cómo se aprende a escribir, por Jorge Claudio Morhain".


24. Escucha 3 piezas musicales de estilos diferentes e intenta hacer sendos textos influenciados por las sensaciones experimentados por ellas. Para ello puedes escucharlas tantas veces como haga falta.


25. Último relato. En diez líneas explica lo que has aprendido y lo que aún crees que debes aprender.


Próximamente: "Curso abreviado para escribir adaptandose a las nuevas tecnologías e Internet".

jueves, 3 de junio de 2010

Elogio de la pedantería.


Hace cincuenta años los pedantes de paño fino parloteaban de Shakespeare, Lord Byron y Victor Hugo. Eran tiempos más castizos y no necesitábamos viajar allende nuestras literarias fronteras para hallar los paradigmas de escritura. Tiempos en que lo normal era escoger entre el Siglo de Oro o el Romanticismo, aunque siempre había algún perdonable revolucionario que desenterraba las dos “Generaciones”, que entre muertos y desterrados ya no eran contemporáneas del hoy que fue ayer. Pero llegaron los melenudos sesenta con un pañuelo en el cuello y, por hartura de puertas cerradas, los ojos juveniles de aspirantes a intelectuales pusieron sus ojos en nuevos gigantes extranjeros. Para ello aceptaron lecturas acríticas y observaciones de otras lenguas que apenas entendían.

Olvidados quedaron los Cervantes, Calderones, Quevedos y Góngoras, se tacharon de cursis a los Bequers y Esproncedas y mutilados Shakespeare, Byron y Hugo. Aquella generación, que se rió de Rosalía de Castro, subió a los altares a Rimbeau y James Joyce. Cantó las gracias ignotas de los nuevos ídolos de oro y sobre esa piedra construyó su iglesia.

La vulgar década de los ochenta pareció poner las cosas en su sitio. Más por la apertura de fronteras (y de miras) que por la ignorancia que muchos creen asociada a la vulgaridad. Nuestros ojos se bañaron de una nueva literatura que crecía en nombre en una pantalla. Crecimos y nos multiplicamos… como los melones en la huerta de tío Paco.

Abiertos los melones, los nuevos intelectuales se pasearon por los foros que les resultaban más ajenos hasta eclipsar las seiscientas veinticinco líneas.

¿Murió la pedante juventud? Antes llorarán las margaritas en el jardín de Moka. No murió, sólo se hizo vieja y arrugada. Y entre cada pliegue de esa piel se escondió la envidia, la injuria y la inquina… de donde años atrás hacia tersas caricias la esperanza.

¿Cómo voy a respetar esa horda de excelsos escritores si nunca soporté al autor de “el Aleph”? Porque fue Borges el que dio la pista de lo excelso de Joyce. Como masturbador de la Enciclopedia Británica, confundió sus guisos con los de los autores ingleses y que francés más inglés que Rimbeau que eligió Londres para vivir dos años de juvenil aventura homosexual, quince antes de que Jack el destripador aterrorizara sus calles. Y el irlandés más inglés que escribió sobre una Eire sin duendes y cervezas que perdieron su espuma para ser más hiel que alé.

Si he de ser así, por aquellas plumas bendecido para gozar de la intelectualidad, bienvenida sea mi vulgar pedantería. Pues quiero ser dueño de mis gafas más que felicitado por tener unas ideas tan sumamente compartidas.