sábado, 26 de febrero de 2011

Reforma laboral

Furcias, bujarrones y chaperos, se han sublevado en el lupanar del reino. Sus agriadas manos, bajo el aroma del dinero, se han disparado a los cielos cual insignes látigos de acero. El mercado ha muerto.

Los orgasmos ya no tienen precio. Los fluidos son ahora de sangre; los jadeos, estertores, y el dinero… El dinero siempre es dinero, ni blanco, ni negro; verde, que nunca honesto.

Y en el horizonte los ecos de otros pueblos más listos que abren sus corazones al hambre, mientras los nuestros se arrodillan ante el drama malhablado de una casa ajena y exhibicionista.

Las putas lucen los sombreros de copa mientras los eunucos obreros, uno a uno, caen al suelo con los jugos exprimidos. Y sobre sus cuerpos se yerguen las putas, y sonríen. Se miran y la sonrisa se hace carcajada infernal y las letras que coronan los altos rascacielos reordenan sus palabras: “ABANDONAD TODA ESPERANZA”.

Entre tanto las oficinas de empleo, invadidas ahora por cuerpos deformes que un día tuvieron cerebro, exhiben su nuevo eslogan en letras de neón: “EL TRABAJO OS HARÁ LIBRES”.

3 comentarios:

Andreu Romero dijo...

Me das a entender que nunca has tenido que ir a sellar la cartillita de desempleo ni hacer colas interminables junto la inmensidad de parias laborales como yo. Y sinceramente espero que nunca te pase, porque se te cae el alma a los pies. Seremos cuerpos deformes, sí, pero eso del cerebro... Que nadie me de trabajo no significa que sea un puto zombi enganchado a telecinco sin ninguna otra aspiración.
Ahora, de acuerdo con el resto de la entrada. Menos con la última frase.

vhonkhamy dijo...

No, en esta historia no cuento lo que ocurre, sino lo que está a punto de suceder. Las putas y otros vampiros de mal vivir se hacen con el control del mundo a través de las empresas, convirtiendo a este en un infierno (frase de Dante). Todos pierden sus trabajos decentes y su humanidad para terminar siendo llevados a un campo de exterminio oficina de empleo (de ahí la frase de Auschwitz). Y todo, claro está, gracias a la reforma laboral. Ya nadie va a encontrar empleo. Nos tatuarán un número en la muñeca y nos introducirán en capullos de araña para poder sacarnos el jugo poco a poco o abandonarnos a una muerte lenta y dolorosa.

Andreu Romero dijo...

¡Kham, tienes un premio aquí!:
http://inenarrables.blogspot.com/2011/03/premios-surviblog.html