martes, 26 de octubre de 2010

Arturo Pérez-Reverte... y otra vez su afán de protagonismo.


Arturo Pérez-Reverte es un escritor de éxito. Sus libros acostumbran a ser muy interesantes, en cambio sus comentarios en la vida real tienen una cierta tendencia a ser algo chabacanos y ofensivos ¿Se le habrá subido el éxito a la cabeza?

Sí, seguramente debe ser eso. El autor, como ya le ocurriera a otros, ha contraído una extraña enfermedad por la que necesita hacerse ver. Como ya le sucedió a Paco Umbral, Camilo José Cela o el recientemente premiado Goytisolo, ha optado por llamar la atención siendo desagradable. Sin embargo hay en su actitud una pequeña diferencia: la cultura. Mientras sus antecedentes mostraban su mala educación con un perfecto dominio de la lengua, don Arturo la ha cagado. Y es que en sus andanadas contra el cesado ministro ha cometido un error que demuestra no estar a la altura de sus predecesores.

"Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos".

Si el “gran escritor” hubiese tenido cultura suficiente como para no escribir de diccionario, hubiera escrito “güebos” y no huevos. Pero qué se puede esperar de un escritor artificial. Ni por un momento pensó en la razón por la que cada vez que se usa esta palabra en modo despectivo suena “güebos” y no “uebos”. El origen de esto no es la mera vulgaridad, cualidad de la que ya demostró estar bien servido, sino un arcaísmo que ya no recoge el diccionario de la RAE (aunque lo recogió hace algunos años). Al parecer la expresión “por güebos” era usada en el siglo XV como fórmula oficial para decir “por necesidad”. En los siglos XVI y XVII (que él debería conocer mejor dadas sus obras referentes a esa época) se deformó ese término hacia la valentía y no fue hasta el siglo XX, debido a la censura del franquismo, que se llevó a confusión con los elementos que distinguen a los animales ovovivíparos. De ahí a relacionarlos con las bolsas gonádicas de los machos humanos, sólo había un paso. De todas formas, nadie que haga esa referencia de forma oral, y en especial en una metáfora referente al valor, lo pronuncia como “huevos”.

Creo señor Arturo Pérez-Reverte, que su afán de protagonismo le ha llevado a demostrar que su mala educación no está suficientemente compensada con su deficiente cultura. A ver si después de todo va a ser usted “un perfecto mierda”.

Es triste que después de tan tremenda patochada aún se sienta orgulloso de verse comparado con Chuk Norris y otros frikis de la red. Si llego a saber que era usted tan borde hubiera leído sus libros su madre. Porque hasta ahora yo pensaba que usted escribía bien, pero puedo pasar sin su pluma (y las correcciones de su Microsoft Word). Después de todo tenemos la fortuna de que, en nuestro país, vamos sobrados de buenos escritores, y para voceras ya tenemos a profesionales como Belén Esteban.

Supongo que al autor le encantará esta imagen que no tengo ni idea de su origen, pero que, a falta de una versión haciendo de Chuk Norris o Belén Esteban, está muy acorde con sus actitudes en twiter.

6 comentarios:

RAMON MUNTAN dijo...

Totalmente de acuerdo contigo José María, digo Vicent.

Ah... y discrepo contigo en que sus libros son interesantes, algunos son un coñazo inhumano.

Andreu Romero dijo...

A mí, como escritor me gustaba, pero últimamente me he ido dando cuenta de lo gilipollas que es. ¡Por dios, pero qué gilipollas es este hombre!

Unknown dijo...

Por completo de acuerdo salvo en una cosa; sus libros actuales son triviales y muy superficiales, con documentación de primer grado universitario.
Es - como mínimo vergonzoso - que un académico se exprese de forma tan vulgar e inadecuada (aparte de dejarse llevar por sus propias fobias), hasta el punto en que lo ha hecho.
Saludos, y un abrazo.

vhonkhamy dijo...

En realidad lo que más me fastidia de todo esto es que yo tenía una cierta admiración por alguien que creí que sabía y ha resultado ser un cateto sabiondo envestido por la RAE.
Moratinos ha sido el mejor ministro de exteriores que hemos tenido. Un tío que negociaba con los espacios, los tiempos y hasta con las emociones, y cuyas lagrimas tenían un mensaje dirigido a Zapatero, pero que ni incomodarían a su sucesora, ni darían problemas de gobernabilidad a los que siguieran en el equipo del presidente.
Se fue un maestro y el comentario de este truño de intelectual sólo habla de sí mismo... Y que mal...

Anónimo dijo...

Bueno pues verguenza me da que te las des de tan sumamente inteligente y perspicaz pero que seas incapaz de ver que lo unico que hace reverte es crear polemica porque ese es el personaje que ha decidido adoptar. No es afan de protagonismo, hace una satira a lo burda que es la sociedad, al igual que tu

vhonkhamy dijo...

No es una cuestión de inteligencia, que cada uno tiene la suya (hasta dicen que existe una inteligencia militar), sino de coherencia. Estaría muy bien que Pérez-Reverte adoptara un personaje para hacer... digamos que unas sátiras (que no lo son), pero es que resulta que ese señor, el que ha creado ese fantasmagórico personaje, ha aceptado cargos serios, como el de académico de la lengua. Tendríamos que preguntarnos, pues, en nombre de quién lo ha hecho, si del personaje o del que come de los ingresos que esos cargos suponen.
Bien está que un mindundi como yo se atreva a satirizar, y aún así me marco unas líneas rojas que jamás traspaso, pero él, con perfectas puertas abiertas a los medios de comunicación, no parece tener ni el menor asomo de respeto por la responsabilidad que ello representa. Vergüenza, pues, me daría, defenderlo con una mera acusación a quién demuestra que no merece tal defensa. Otro caso sería si, punto por punto se pudieran deshacer esos argumentos, pero lo del personaje ya no cuela. Desde luego, menudo personaje es don Arturo para creerse, más que fuera de la sociedad, por encima de ella. Que con Moratinos la cago es un hecho, que no ha sido la única vez, también, pero lo que ahora sé y aún me perturba más, es que todo fueron asuntos personales, mas sus críticas fueron a parar a cuestiones generales que poco contaban de su verdadero problema, lo que mucho y malo tiene que decir de don Arturo.