lunes, 1 de junio de 2009

Sobre gustos...


 “Sobre gustos no hay disputas”... ¡Y una mierda!

Perdonadme la grosería, pero es que a pesar de la machacante frase que escuchamos a todas horas, la mayoría de las disputas suceden por eso, por las diferencias en los gustos.

Esta misma duda se la manifesté hace más de veinte años a uno de ms profesores de filosofía y él me contestó que la frase era cierta, que las disputas no eran por los diferentes gustos sino por las descortesías con que algunos los manifestaban. Y le creí. Inocente de mí, le creí.

Cuando uno lleva en el alma los colores del Barça o del Madrí es muy difícil sentir admiración por el rival. Si eres un enamorado del fútbol puedes sentir admiración por un equipo intermedio como el Atlético de Madrid o el Español si lo hiciesen tan bien, pero por el eterno rival sólo puedes sentir envidia y embestir como un Miura cuando te provocan. Fútbol es fútbol... y te aguantas, porque después de todo eres un ser civilizado (o no).

No es fácil y la vena grosera sale con facilidad a la mínima ofensa. Los aficionados al deporte rey hace mucho que lo sabemos y cuidamos mucho, con nuestros amigos del equipo rival, destruir una buena amistad. Porque más allá del balón podemos ser grandes amigos y compartir muchos gustos e ideales. Así que a pesar de la mala fama de que gozamos los aficionados al fútbol sabemos mucho de reglas de cortesía y de reprimir nuestros más bajos instintos ¡Ojala pudiera decirse lo mismo de la literatura!

Hace unos cuatro años participé en un foro bajo el tema “obras literarias sobrevaloradas” donde el ensañamiento y la inquina se repartían por doquier y, a pesar de estar entre amigos de las letras, de la cultura y de... la educación, expresiones como “es una mierda”, “literatura para tontos y borregos”, “obra apestosa”, “petulancia supina”  e incluso groserías irrepetibles, se contagiaban de intervención en intervención. Lo que más me sorprendió fue que los más groseros, intolerantes  e irrespetuosos eran los que pretendían defender a los autores más “puramente literarios”.

Desde entonces he surcado foros, web’s y blog’s a lo ancho y largo de Internet y, aunque sin la saña de aquella vez, la historia se ha repetido por doquier. Puede que esto huela a prejuicio, pero puedo asegurar, con una probabilidad del 99%, que aquellos que van a contar excelencias del “Ulises” de Joyce (que personalmente a mí me pareció un tostonazo que... “sólo por orgullo me acabé”), van a terminar diciendo auténticas barbaridades de libros como “Ebano” de Alberto Vázquez Figueroa (uno de mis autores favoritos), de “Alatriste” o incluso de “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Individuos que no dudan en defecar sobre las obras de los literatos de la plebe, de aquellos que han sabido contactar con los lectores a través de los innombrables (para ellos) best-sellers. Señores (por decir algo) que encumbran a algún ídolo como Cortázar, Marquez o (y este me resulta muy divertido por un artículo que publiqué hace un par de años) Rimbaud.

En literatura podemos ser elitistas o ser populistas, pero preferimos ser descorteses y terminar discutiendo por nuestros gustos. El populista, salvo el cateto, no plantea ningún problema, lee lo que le gusta y desecha sin acritud lo que no le complace. Pero los elitistas, a pesar de no mantener la pureza de leer las obras en su lengua original, denostan todo aquello que no se ajusta a sus principios y juicios previamente establecidos.

¡Entre gustos sí hay disputas!

¡Viva Marcial Lafuente Estefanía!

 

La imagen ha sido tomada de una web de subastas, por cierto el objeto, que como puede verse estaba bastante ajado, alcanzó los 0.36€, más gastos de envío, cuando su precio original era 10 pesetas. Juzguen ustedes mismos.

 

7 comentarios:

Víctor Morata Cortado dijo...

Totalmente de acuerdo, querido amigo. Hay mucha irrespetuosidad por la literatura que no abarca la élite de encumbrados. Por mi parte soy de los que o me gusta o no me gusta y para gustos... pues eso, que cada cual lea lo que le complazca y comprenda que hay un libro para cada lector y lo que a veces conecta con el lector puede transmitir mucho más que la más grande obra jamás contada y aburridamente leída. Un fuerte abrazo.

Andreu Romero dijo...

¡Y Curtis Garland (que es de Barcelona :P), y Silver Kane, y el resto! ¡Ole tus guebos! ^____^ Novelitas de 100 páginas, como esas pelis de los sábados pero en literatura, qué delicias, qué buenos momentos...

David Gómez Hidalgo dijo...

Sobre gustos los colores, o algo así reza la frase.

A mí me gusta recomendar lecturas, pero si una libro no me ha gustado, no digo que es una "mierda", con perdón, y siempre intento dejar la duda sobre él.

Por poner un ejemplo,"El Ocho", no me lo he acabado, pero sé el porqué. Curiosamente, el último libro que he regalado es "El ocho" y a la persona que se lo regalé, le encantó.

Yo creo que todavía no he escuchado a nadie que haya dicho que el "Ulises" de Joyce sea un gran libro, aunque supongo que pocos han tenido la valentía o osadía que tú has tenido.

Javier Pellicer dijo...

Gracias a Dios que cada uno tenemos un gusto propio. La variedad es esencial, y en literatura más todavía. Un libro gusta o no dependiendo de los ojos que lo contemplen.

Un saludo, Vicen, gracias por tu enhorabuena en lo de mi finalista. Aún nos queda mucho trecho, pero como solemos decirnos Víctor y yo, llegaremos tarde o temprano.

Anónimo dijo...

A cada uno lo que le gusta.

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Galastah dijo...

Totalmente de acuerdo con tu post. Resulta pasmoso como los amantes de la "literatura seria", o al menos los que así se definen, se suben en su Olimpo personal y desprecian a aquellos autores que saben conectar con los lectores. Adoptan una postura estúpidamente elitista que consideran sabia... ¡qué lástima!
Tan sólo un ejemplo: Una vez escuché una opinión de cierto personaje cuyo nombre no recuerdo - seguramente tampoco quisiera acordarme - sobre la obra de Tolkien. Según esta eminencia, el éxito de "El Señor de los Anillos" lo único que demostraba era "lo estúpido que resulta enseñar a la gente a leer". Más que una opinión, me parece una absurda falta de respeto y una fantochada elitista, y permitiéndome caer un sólo instante en su juego, podría decir que semejante opinión sólo demuestra lo estúpido que resulta enseñar a ciertas personas a escribir.
Un libro te puede gustar o no, te puede parecer un mundo apasionante o parecerte aburrido, pero es la expresión de la creatividad y la imaginación de una persona. Llamarlo "mierda" o catalogarlo de "infantiloide" son sencillamente faltas de respeto.
Tal vez esos escogidos lectores que tan ligeramente catalogan las obras de la imaginación de otra gente deberían plantearse si ellos han tenido siquiera el valor de enfrentarse a una hoja de papel en blanco, o a la pantalla de un ordenador, o tal vez lo intentaron y el resultado fue tan frustrante que por eso adoran a los "dioses" y se burlan de los que, en su ignorancia, consideran tan "mortales" como ellos.

Un saludo