Tras la felicitación de Navidad del cuento del artículo anterior, ahora llega el momento de evaluar los libros que más impactado a lo largo de este año. Curiosamente este no ha sido un año en que me haya impactado lo actual, han sido cosas más antiguas las que me han llamado la atención.
El que más me ha gustado durante estos últimos once eses y pico, ha sido “La soledad de los números primos” de Paolo Giordano. En algunos instantes me recordó “El guardián entre el centeno”, pero tenía un toque de realidad que le sacaba de aquella espiral sin salida. Por otra parte el final se acerca más a “Bajo el eucalipto” de David Gómez. Siempre, en una historia creíble, la realidad debe imponerse.
El segundo libro entre los destacados aún es mucho más antiguo: “Pantaleón y las visitadoras” de Mario Vargas Llosa. Debo reconocer que lo ley en una pausa entre los libros de Tom Sharpe y aún me hizo reír más. No sé si porque el libro era tan cómico o debido a que el calentamiento realizado a través de las lecturas del británico fue de categoría.
Apenas me quedan unas veinte páginas para acabar (esta semana cae), pero “Afther Dark” de Haruki Marukami, que empezó a ritmo lento, ha llegado a desesperarme. Probablemente tendría que haberlo terminado hace meses, pero otros libros le han pasado por delante. Dentro de las páginas de ese libro se cuece un caldo entre americano y japonés que no tengo suficientes referencias para evaluar. Sin embargo, la historia llena de imágenes alegóricas me ha llamado la atención y llevo semanas buscando información para intentar comprender de dónde sale todo eso. Tengo que concluir que está mucho más centrado en un Japón moderno nacido de la crisis de los años setenta y lleno de figuras muchas veces representadas en el Manga. Un consejo, no buscar documentación en el Japón clásico ni en la obra cinematográfica de Kuroshawa, son formas muy diferentes de ver el mundo.
“Educación para la Ciudadanía y Derechos Humanos” de Gregorio Peces Barba pretendía ser un manual para que padres y profesores entendieran la necesidad de introducir esos valores en la enseñanza obligatoria. Sin embargo, la poca preparación del profesorado, la abstrusa visión de algunos libros de texto y la bisoñez de algunas ideas, hacen cuestionar su validez. Por si fuera poco las recientes declaraciones de xenofobia anticatalana del autor hacen de este libro un tocho enorme de papel mojado.
“España, capital París” de Germá Bel trata el tema de las políticas de infraestructuras de nuestro país. La España que nació con la llegada de los Borbones ha sido desde siempre un de los grandes palos en las ruedas del crecimiento económico de nuestro país. En Madrid, a la hora de trazar todas esas políticas, se han mirado en el espejo deformado de la capital francesa, sin comprender las diferentes características de ambas capitales. Posiblemente si esa política se hubiese realizado sobre una capital centrada en Sevilla, hubiese tenido más sentido. Entre tanto se están sacando recursos de donde son necesarios para llevarlos donde e quiere resaltar… un desastre. Germa Bel, poco antes de de que se trazaran las políticas comunitarias sobre el Corredor del Mediterraneo, muestra en este libro nuestra situación y razones históricas, después muestra las posibilidades con todos los datos necesarios para tener una opinión propia y finalmente establece las razones y políticas por las que deberíamos regirnos en el futuro para no seguir malgastando nuestros recursos, nuestro tiempo y no terminar perdiendo ese tren europeo que se ha paseado durante un tiempo ante nuestras narices. Germa Bel no se muestra muy optimista viendo las políticas de infraestructuras que al final terminan llevando a cabo tanto PP como PSOE. Los dos únicos partidos que parecen tener opciones a gobernar nuestro país en los próximos años.
La relectura de la “Historia de España” de Pierre Vilar me ha mostrado matices que en lecturas anteriores no había percibido. El “España, capital París” parece que no solo se centra en las infraestructuras… ¿Es España un país sin futuro? Bueno, lo cierto es que cada vez que hay una revolución cultural, industrial, estructural… lejos de la capital, el país avanza. Pero cuando todo lo creado se va hacia el sumidero central llega un periodo de dulce decadencia hasta sobrevenir una crisis que nos impulsa varios escalones más debajo de dónde estábamos.
Este año he leído, o empezado a leer libros que negaré haberlo hecho, así que ni los nombraré aquí. Pero dentro de los recién empezados si me gustaría destacar “En Casa” de Bill Bryson. Apenas llevo tres capítulos y ya me he quedado prendado de la forma tan elegante de presentar gran cantidad de información realmente fascinante.
Entre los que desaconsejo (y aquí me querrán linchar sus fans) los libros de la saga “Dune” de Frank Herbert, escritos después del primero. Es cierto que el primero, que ya leí el año pasado, era fascinante. El segundo, “Hijos de Dune” ya no aporta nada nuevo al panorama de la ciencia ficción, pero los que siguen, como “El mesías de Dune” ya son infumables. He picoteado dos más para ver si había algo más bajo el cielo, pero si no eres un fan con mucho aguante resultan lecturas muy tediosas y que no aportan nada. Es curioso, porque si en su día alavé las novelas que diferentes autores habían producido para el universo de Star Trek y tratado de aceptables las de Star Wars, en este caso, aunque el autor es el creador original, esos libros no pasan la prueba del algodón. Claro que el gran Arthur c. Clarke estuvo a punto de naufragar con su serie Venus Prime y al final, tras superar cinco historias prescindibles, nos terminó por descubrir un universo de ficción muy loable.
Para acabar mi promesa para el próximo año: “La insoportable levedad del ser” de Milan Kundera. Solo espero que no me sea tan insoportable.
Imagen sacada de http://93bcn.blogspot.com
2 comentarios:
Gracias por la mención. Yo creo que te has pasado, jejejeje.
After Dark no es la mejor novela de Murakami, pero como bien explicas, esas imagenes y ese hotel que no lo es, te va atrapando.
Vaya mezcla interesante de libros leídos. Yo quizás no me pueda leerme libros tan teóricos.
Saludos
No tienes que agradecer nada. Yo creo que los lectores tienen derecho a pensar del libro que han leído lo que les da la gana. Cuanto más lectores tiene un libro más opiniones y más variadas resultan. Si digo que "Bajo el eucalipto" me gustó es que es cierto, y si digo que con el "Ulises" de Joyce no pude porque se me hacía muy pesado, también es verdad.
La erudición o no de cada lector también es una mera opinión de quienes escuchan sus críticas (si es que las hay). Todo es criticable, lo único que debemos pedir es cortesía tanto si la crítica es positiva como negativa. Lo verdaderamente intolerable son esas críticas de quienes se acostumbran a llamar profesionales en ese ámbito, que se limitan a soltar frases grandilocuentes y no dudan en vilipendiar con saña a los que les son menos agradables, con el único fin de hacerse visibles al populacho. Los Ristos de la literatura me producen urticaria.
En cuanto a lo de leer libros teóricos, el problema es que no se pueden leer demasiadas páginas de un tirón. Cada cosa se ha de meditar adecuadamente. De ahí mi costumbre de tener empezados tantos libros a un tiempo. Al final uno se acostumbra a hacerlo con toda clase de libros, como si se tratara de capítulos semanales de series de TV.
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