Como la gran mayoría de los varones de mi
época era forofo a los comics. Por aquel entonces el rey era ya Mortadelo y
Filemón, sin embargo ya calaba Marvel y empezaban a llegar, a través de Nóvaro,
algunos de los superhéroes de DC Comics. Rápidamente Supermán capturó la
atención de la mayoría de jóvenes de la época y recuerdo que mi gran tesoro era
un álbum doble denominado “El origen de Superman”. Lo conservé con enorme mimo,
pero al volver del servicio militar había desaparecido. Dado el cariño que
profesaba a aquel comic fue algo que me entristeció bastante, pero aún tengo
gravadas en mi mente cada una de sus viñetas.
Algo que me ayudó mucho a conservar aquella
imagen fue la película de 1978 (1979 en España) “Superman” con Chistopher
Reeve, entonces un desconocido, como protagonista. La película, con lo mejor de
los efectos especiales de la época, era realmente fiel al comic, pero lo
verdaderamente impactante fue la banda sonora de John Williams. Recuerdo como a
la salida del recientemente desaparecido cine Urgell tenía la extraña sensación
de que podía volar, pero lo más increíble de todo es que la parte más
importante de su banda sonora se me había grabado en la memoria. Hasta los
títulos se habían convertido en algo llamativo y fascinante.
Con aquella presentación, el actor
protagonista, Reeve, pasó a ser muy famoso, pero él mismo se dio cuenta muy
pronto que podía quedar encasillado como supermán para siempre. Su extremo
parecido con el dibujo de los años 70 (que había eliminado la exagerada
barbilla de décadas anteriores) y sobre todo el ricito característico de su
frente, no le ayudo como actor drámatico, pero puso un sello imposible de
quitar a lo que significa la imagen cinematográfica de Superman.
Dos décadas después, con una idea de lo que es
el cine muy diferente, apareció “Superman Returns” en 2006. La idea no estaba
mal del todo y, hasta cierto punto no se salía de la idea original del comic.
Es más, tenía unos soberbios efectos especiales que, además, no eran todo lo
cargantes que acostumbran a ser en el cine actual, pero fracasó. Fracasó porque
perdía las ideas más importantes que tenían los Superman originales: la luz y
el optimismo. “Superman Returns” era una película demasiado oscura y con ello
perdía la esencia del personaje.
Bien, pues con los antecedentes que ya he
contado y muy poca convicción en lo que iba a ver, ayer fui a ver “El hombre de
acero”. Y, como suele ocurrir cuando piensas que algo va ser muy malo, me
sorprendí en sentido contrario. “El hombre de acero” es una película distraída,
incluso puedo decir que es buena, pero perdónenme si les digo que no es “Superman”.
No solo porque han mezclado el relato de Superman y Superman II, pero cambiándolo
todo, sino, sobre todo, porque han remasterizado aquel alegre traje de azul y
rojo hortera, por una tela de alta tecnología alienígena que recuerda más a al
negro de Batman que al original de este superhéroe. A alguien se le ocurrió
decir que buscaban un súperman más veraz… ¿Verdad que hace risa eso de hacer veraz
a un superhéroe alienígena? Lo cierto es que la falta de fidelidad al comic no
es agradable para los fans ni para los frikys del personaje.
En el sentido positivo decir que en muchas
tomas el actor Henry Cavill intenta parecerse al Superman de Reeve, pero sin la
mandíbula cuadrada del primero. Las escenas de Krypton son realmente buenas,
con una gran actuación de Russell Crown, a pesar de lo poco convincente del rol
que se le atribuye; aunque el mejor, sin duda, es el malo, Michael Shanon, el
general Zod.
Las dos cosas que más se echan en falta de
esta película, a pesar de lo ya contado, son la maldad humana encarnada en la
astucia Lex Luthor. Aquí los alienígenas van de demasiado sobrados y da para
unos efectos especiales fascinantes (el primer cuarto de hora, después ya
producen jaqueca) pero le quitan retorcimiento y gracia al guión. La segunda es la música. Porque no dudo que
Hans Zimmer le dé un carácter muy épico a la película con su banda sonora. De
hecho, de tan épico, llegué a pensar que estaba viendo un film sobre el
desembarco de Normandía en lugar de una película de superhéroes de comic. Sin
ninguna fanfarria pegadiza que pueda definir al personaje esta película, como
otras, está sentenciada a pasar al olvido.
Finalmente hay cosas, frases, que no se pueden
aceptar en un film que aspira a algo más que recuperar lo invertido con la
recaudación en taquilla. Frases como “está hecho de elemento que no está en la
tabla periódica” o “me siento tan americano como el que más”, sin duda pasarán
a formar parte de las burlas cinematográficas, como el “Me llamo Murphy” de
Robocop o el “no me siento las piernas” de Rambo.
Una pena, porque han tenido los medios y la
oportunidad, pero “El hombre de acero”, aunque sea una aceptable película, no
podrá pasar a la historia del cine por méritos propios. Es el riesgo que corren
todos los remakes.
Imagen
extraída de http://www.tumbaabierta.com/newspost/wallpaper-el-hombre-de-acero-man-of-steel-serie-3/
3 comentarios:
A mí tampoco me convenció en global y sobre todo me sobraron los 10 interminables minutos finales de una pelea intranscendente. Pensé que nunca acababa.
Saludos
Honestamente no vi tan mal el Hombre de Acero tiene lo que se necesita para una película de superheroes, mucha acción, buenos efectos especiales y ademas esta película tiene buenas actuaciones
Después de tanto tiempo, por fin alguien que opina diferente.
Ya era hora.
Un consejo, no veas la crítica de "Café con Lou", te podrías sentir un pelín ofendido.
En el fondo no lo pasé tan mal con esta película. Tiene los fallos comentados y se hace algo larga, pero si no hubiese existido un Súperman en 80 tan genial, hasta hubiera colado.
En cierto modo le pasa lo mismo que al nuevo Spíderman respecto al de Tobey Maguire, solo que la diferencia en el tiempo es muy grande.
Un caso muy diferente ha sido el de Batman que parece que toda hubiera sido dar vueltas hasta llegar a Batman Begins. Pero es una excepción, porque cuando se hace una primera película muy buena, los remakes suelen dejar un cierto deje de insatisfacción.
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