domingo, 9 de enero de 2011

Doping

Los dos parlamentarios, que una vez sentados en sus escaños no dudarían en sacarse los ojos, compartían ahora, sobre el mármol del lavabo, la raya de coca que les había vendido el diputado de un tercer partido.

--Espabilad, que llaman a la sala.

Los billetes de veinte euros succionaron con premura las pequeñas cordilleras blancas. Y rápidamente una veintena de diputados entraron en tropel en el hemiciclo, sin apenas haberse limpiado los morritos blancos. Sus jefes de partido no les hubieran perdonado la inasistencia a las votaciones de una ley tan importante.

Por fin, el presidente de la cámara citó la moción a votar.

“Por petición del Partido Popular, se pasa a votar la inclusión de penas de cárcel para los deportistas que se dopen con anabolizantes. Se abre el tiempo de votación para sus señorías”.

3 comentarios:

Andreu Romero dijo...

Hummm, parlamento, parlamento... Necesitamos también un Guy Fawkes ^_^

vhonkhamy dijo...

Hombre, tampoco es cuestión de ponerse a volar el Parlamento... sólo sería cuestión de que los diputados y las "diputrices" pasen los mismos controles de doping que pasan los ciclistas.
Además, este no es un tema religioso... o... tal vez sí.
¿Cuantos Ufemianos Fuentes correrán por Ferraz y Génova?

David Gómez Hidalgo dijo...

A que extremos se tiene que llegar para que se cumpla la ley.

buena parábola.