Tengo que dejar de lado, por un día, el resumen sobre “La última frontera” para contaros una noticia de primera mano.
Supongo que muchos han oído hablar de la problemática existente sobre el paso del AVE por el interior de la Ciudad Condal. La problemática sobre “La Sagrada Familia” ha traspasado nuestras fronteras nacionales. Pues resulta que las obras de la polémica ya han dado comienzo y no precisamente exentas de nuevas polémicas. Claro que la desidiosa forma habitual de llevar a cabo los trabajos del Ministerio de Fomento en Cataluña no pueden traer nada bueno.
Si a la cuestión del templo de La Sagrada Familia añadimos la problemática de “La Torre del Fang” (edificio del S.XI que se va a ver afectado), la cosa ya aconsejaba prudencia, pero eso es lo último que tienen los políticos en nuestro país con el alcalde Hereu a la cabeza.
La cuestión es que las obras han dado comienzo por uno de los tramos más problemáticos y al que no se le ha dado tanta importancia desde los medios de prensa. La línea del AVE deberá pasar bajo la avenida Meridiana pasando bajo los túneles de la línea 1 y la línea de tren que sigue hasta Puigcerda. Deberá pasar a una profundidad superior a 30 metros en unos estratos arenosos y húmedos por donde aún transcurren dos cauces de aguas subterráneos uno de ellos, que baja por la calle Nació, con un caudal, en determinadas épocas, nada desdeñable y, lo que es peor, dada la profundidad, no está integrado en la red de cloacas por transcurrir en un estrato arenoso rodeado de dos más de baja permeabilidad, pero que las obras alterarán.
Una vez supere la avenida Meridiana, en sólo 300 metros, el túnel del AVE deberá ascender hasta un par de metros de la superficie, para, a continuación hacer una extrañísima doble curva que le permita entrar en la futura estación de la Sagrera por el andén que se pretende (en ese estrambótico giro fuera de norma es donde puede eliminarse la histórica Torre del Fang). Si ese trazado, para cualquier ferrocarril metropolitano, ya sería complicado y fuente de brutales vibraciones, imagínenlo con un tren que no ha sido diseñado para el tránsito subterráneo.
Pues bien, en ese tramo entre la Meridiana y la futura estación del AVE, han dado comienzo las obras… ruidos, polvo, barro. Lo normal… ¿No? Entonces… ¿Por qué leches nunca las hacen frente a las casas del alcalde o…?
No nos excitemos que aún queda mucho por explicar.
No nos quejaremos de esos ruidos que siguen produciéndose algunos festivos a primera hora y que según el ayuntamiento no son ciertos porque nadie trabaja (de esto los vecinos de las obras del intercambiador de metro de la Sagrera saben mucho para su pesar). Ni de la veintena de hermosos arboles sacrificados (por cierto, ninguno era uno de esos alergénicos plataneros). Pero sí de la poca seriedad de las empresas contratadas para las obras.
En estos momentos sólo están reubicando los servicios para que no interfieran con los trabajos de la tuneladora que no empezarán hasta febrero o marzo, pero ya han generado varios cortes en los suministros de agua y electricidad… ¡Qué Dios nos ampare cuando toquen el gas!
También eso entraría dentro de la “normalidad” de las obras. Lo que ya no es tan normal es que caben una zanja frente a la escalera del 619 de la calle Mallorca, revienten una cañería y se pongan todos a mirar como sale el agua y casi a celebrarlo.
-¿Has llamado a la compañía del agua? –Escuché que le decía un individuo con casco a otro que se lo había sacado para rascarse la cabeza--.
-¡No! ¡Que aún dirán que hemos sido nosotros!
¿Será posible? ¿Es que había alguien más haciendo zanjas por la zona?
Durante más de una hora el agua fluyó sin que hicieran nada. Por fortuna los vecinos si llamamos a Agbar y, tras el preceptivo corte de suministro, repararon el desaguisado.
Pero, nuestros supuestamente vigilados de cerca por el alcalde Hereu, continuaron con sus desmanes. Un par de días después, el parking del mismo bloque, empezó a tener filtraciones de agua primero, de barro después y el yeso de las paredes pintadas solo año y medio antes, se caía como mantequilla. Al parecer las caóticas obras habían terminado por desviar otro riachuelo subterráneo que baja por la calle Trinxant y lo habían metido dentro de la finca que cierran Mallorca, Trinxant y Meridiana.
Por supuesto se les ha reclamado que lo arreglen, sin embargo afirman que eso no es culpa suya, que no lo han hecho ellos. Todo esto ha acabado en broca, protestas y una denuncia en los juzgados y con las cámaras de televisión (TV3) como testigos.
Esto es grave, pero aún lo es más si pensamos en la promesa que el alcalde nos hizo después de imponer su orden dictatorial de estamparnos el AVE en las narices. Nos prometió que velaría por que las obras tuvieran la calidad necesaria, pero acaban de empezar con desmanes diarios que se permiten negar a la vista de todos. Aún no ha entrado la tuneladora en acción, pero cuando lo haga con estos parámetros de calidad “tan vigilada”, toparán con dos de cada tres edificios. Ya no nos ha de preocupar si caerá o no La Sagrada Familia, sino más bien si dejarán supervivientes a su paso con estas malditas obras.
Más información: http://es.noticias.yahoo.com/5/20081028/tlc-ave-vecinos-del-eixample-dret-de-bar-bded071_1.html
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